Así, el inicio urbano de la cinta presenta a un Aldo Ray paseando por calles oscuras, vigilado por un Keith que tiene sus dudas con respecto a su culpabilidad, y entrando a un bar, donde conocerá a la bella modelo Bancroft; la corriente de complicidad que se establece entre ambos se cortará bruscamente cuando el protagonista es raptado por sus perseguidores, que lo llevarán a un inhóspito descampado en las afueras.
El primer flashback nos relata una parte de la verdad; el escenario pasa al idílico bosque donde, de golpe, van a irrumpir la violencia y la muerte. El segundo flashback tiene lugar en el apartamento de la modelo, y acabamos de conocer la enigmática historia del protagonista, al tiempo que vemos cómo la situación ha propiciado el nacimiento de la confianza y el amor entre él y Anne Bancroft.
A partir de entonces, la pareja iniciará junta una huida, motivada por el constante peligro que corren de ser asesinados, a la que se unirá el agente de seguros; la revelación de su identidad será la señal, para el protagonista, de que existe una salida para él, de que el mundo no está en su contra; y así, el vibrante y sorprendente final pondrá las cosas en su sitio, con los malvados intentando matarse entre sí y la máquina quitanieves arrollando al que se creía muy listo y no lo era.
En la película podemos ver en el personaje de Anne Bancroft a una mujer inteligente y segura, con éxito en su profesión pero un poco harta de las relaciones que no van a ninguna parte; no resulta extraño que se despierte su simpatía por un hombre que la trata con respeto, ni que acepte su historia como posible o probable.
Por otro lado, asistimos a una relación conyugal armónica entre Brian Keith y su esposa ( Jocelyn Brando); él le comenta sus dudas, sus inquietudes, y ella le responde con su cariño y su apoyo. Es verdad que él está muy obsesionado con el trabajo, pero no parece que ella se sienta sola o abandonada.
En contraste, en la pareja de criminales tenemos a dos psicópatas que se apoyan entre sí cuando les conviene pero que no se soportan; tan listos como se creen y son tan idiotas como para equivocarse con el maletín del dinero, dejar vivo a un testigo de su crimen, tardar más de dos años en encontrar a su presa, y dejar que se les escape no una sino tres veces. ¡ Hay que ser inútil!