Sorprende ver qué las dos únicas críticas negativas recogidas sobre esta película y publicadas en dos medios de comunicación importantes son de dos hombres que publicaron opiniones machistas y, en ocasiones, de mal gusto, y que suponen un insulto a la inteligencia de la persona espectadora.

La película, basada en hechos reales (aunque a esos dos críticos españoles les pese que sea así), está narrada con escrupulosidad y, para quienes sí somos expertos y expertas en la materia, recoge perfectamente todo lo que subyace a las agresiones sexuales a mujeres y al acoso laboral por razón de género. Por otro lado, relaciona los hechos con el machismo presente en la sociedad y, también, con la violencia de género y cómo, incluso, la propia familia, a veces, puede suponer un obstáculo.

Lo que más me gusta de la película es cómo presenta otro tipo de masculinidades alternativas al modelo tradicional patriarcal y cómo apunta a la necesidad de que los hombres nos comprometamos a desmontar la cofradía masculina de la que hablaba la antropóloga argentina, Rita Segato.

Una película con una gran fotografía, con un buen hilo argumental, con un guión estupendo y una dirección de 10. Por eso obtuvo tantas nominaciones y reconocimientos.