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Voto de seagal4ever:
8
7,4
1.724
Drama
A finales del siglo XV, en París conviven un pueblo ignorante, un rey comprensivo, un malvado juez y una organización de mendigos que servirán de comparsas a dos personajes marginados: la gitana Esmeralda y Quasimodo, el jorobado campanero de Notre Dame. (FILMAFFINITY)
1 de noviembre de 2009
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
Nos encontramos ante una de las múltiples versiones cinematográficas que se han hecho sobre la novela de Victor Hugo "Nuestra señora de París". Se trata de una historia que, en mayor o menor medida, todos conocemos o hemos oído hablar de ella y que está protagonizada por Quasimodo, el jorobado de Notre Dame.
Producida por la RKO, como queda claro por la grandiosidad de los decorados y la elegancia de la propuesta fílmica, la película posee un gran número de virtudes que hacen de ella una obra inolvidable.
A nivel técnico nada se puede reprochar. Con un presupuesto de dos millones de dólares de la época (dedicados fundamentalmente a los numerosos decorados, entre los que destaca la réplica de la catedral parisina) y con un William Dieterle en estado de gracia (un director a reivindicar, por otra parte), "Esmeralda, la zíngara" se desmarca del resto de producciones históricas de la época.
Producida por la RKO, como queda claro por la grandiosidad de los decorados y la elegancia de la propuesta fílmica, la película posee un gran número de virtudes que hacen de ella una obra inolvidable.
A nivel técnico nada se puede reprochar. Con un presupuesto de dos millones de dólares de la época (dedicados fundamentalmente a los numerosos decorados, entre los que destaca la réplica de la catedral parisina) y con un William Dieterle en estado de gracia (un director a reivindicar, por otra parte), "Esmeralda, la zíngara" se desmarca del resto de producciones históricas de la época.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Resulta igualmente extraordinaria la recreación histórica que se hace del siglo XV parisino. El retrato de esa Edad Media tardía es asombroso: la llegada de la imprenta (vista de manera negativa por la nobleza, pues podría poner en peligro sus privilegios); el derecho a santuario que regía en las catedrales y casas de Dios, ante el cual la guardia nada podía hacer; la pantomima de los juicios, acrecentada además por la intervención del mismísimo rey, cuando propone la que a su juicio es una irrefutable prueba: que la acusada escoja con los ojos vendados entre una daga u otra para demostrar su inocencia o culpabilidad; la tortura como método común de sonsacar información; los castigos públicos por parte de los verdugos; el fuerte racismo hacia los gitanos o hacia los diferentes de cualquier clase... Resulta vergonzoso ver como todavía hoy en día, seis siglos después, perviven algunos de estos comportamientos...
El mosaico de personajes mostrados es fascinante. Desde Quasimodo (con una grandiosa interpretación de Charles Laughton, que para qué negarlo, es uno de los grandes actores de todos los tiempos), pasando por Esmeralda (interpretada por la irlandesa Maureen O'Hara), el magistrado Frollo (con una no menos sólida interpretación de Cedric Hardwicke, que dota de un gran número de matices a su personaje, ya que pese a ser un infame villano, denota que tiene un pequeño corazoncito por el hecho de proteger a Quasimodo, o taparse el rostro cuando ve cómo Esmeralda está siendo torturada por órdenes suyas).
Esmeralda es el eje sobre el que se articula toda la acción, y que conforma algo así como un pentágono amoroso, pues es pretendida por hasta cuatro personajes. La no correspondencia de su amor provocará diferentes conductas en función del rol social de cada uno de los personajes: mientras el desdichado Quasimodo se resigna avergonzándose de su fealdad, el poderoso magistrado Frollo, humillado al ser rechazado por una gitana, se valdrá de su poder para acabar con ella y con todo aquel que se interponga en su camino.
"Esmeralda, la Zíngara" es una película que brilla con luz propia no sólo por la gran historia de amor que cuenta, sino también por la magistral interpretación de Charles Laughton (algo habitual en él) y por una recreación histórica apabullante, que no duda en mostrar la crueldad e injusticia de la época, salpicándolo todo sin embargo por pequeños pero intensos momentos en la vida de los personajes protagonistas en los que logran despojarse de todos los prejuicios que recaen sobre ellos y comportarse como los seres humanos que en verdad son, aunque la sociedad se lo haga pagar con el ostracismo o la incomprensión.
El mosaico de personajes mostrados es fascinante. Desde Quasimodo (con una grandiosa interpretación de Charles Laughton, que para qué negarlo, es uno de los grandes actores de todos los tiempos), pasando por Esmeralda (interpretada por la irlandesa Maureen O'Hara), el magistrado Frollo (con una no menos sólida interpretación de Cedric Hardwicke, que dota de un gran número de matices a su personaje, ya que pese a ser un infame villano, denota que tiene un pequeño corazoncito por el hecho de proteger a Quasimodo, o taparse el rostro cuando ve cómo Esmeralda está siendo torturada por órdenes suyas).
Esmeralda es el eje sobre el que se articula toda la acción, y que conforma algo así como un pentágono amoroso, pues es pretendida por hasta cuatro personajes. La no correspondencia de su amor provocará diferentes conductas en función del rol social de cada uno de los personajes: mientras el desdichado Quasimodo se resigna avergonzándose de su fealdad, el poderoso magistrado Frollo, humillado al ser rechazado por una gitana, se valdrá de su poder para acabar con ella y con todo aquel que se interponga en su camino.
"Esmeralda, la Zíngara" es una película que brilla con luz propia no sólo por la gran historia de amor que cuenta, sino también por la magistral interpretación de Charles Laughton (algo habitual en él) y por una recreación histórica apabullante, que no duda en mostrar la crueldad e injusticia de la época, salpicándolo todo sin embargo por pequeños pero intensos momentos en la vida de los personajes protagonistas en los que logran despojarse de todos los prejuicios que recaen sobre ellos y comportarse como los seres humanos que en verdad son, aunque la sociedad se lo haga pagar con el ostracismo o la incomprensión.