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Voto de seagal4ever:
8
15 de noviembre de 2009
10 de 12 usuarios han encontrado esta crítica útil
Película de la RKO dirigida a cuatro manos entre Irving Pichel y Ernest B. Schoedsack, con guión de James Ashmore Creelman (basado a su vez en un relato de Richard Connell). Clásica cinta de aventuras que posee un buen número de paralelismos y similitudes con "King Kong", obra de uno de los autores de ésta, Ernest B. Schoedsack. Pero no sólo repetirá el maestro de ceremonias, también lo harán un buen puñado de actores y una parte importante del equipo técnico.
La historia se centra en la enigmática figura del conde Zaroff, un ruso que tras la revolución bolchevique abandonó su patria y se llevo su fortuna consigo instalándose en una perdida isla del Pacífico. Tras el naufragio de un barco, el cazador Bob Rainsford termina con sus huesos en la isla de Zaroff, donde es recibido con los brazos abiertos por el conde. Sin embargo, éste esconde un oscuro secreto más allá de su aparentemente hospitalaria figura.
Magnífica película de aventuras que cuenta con dos elementos que fueron determinantes para su éxito: una historia llamativa y original, y que ha sido readaptada en multitud de ocasiones desde entonces; y unos actores muy adecuados para sus respectivos papeles, destacando el caso de Leslie Banks haciendo del malvado conde Zaroff.
El tema de la caza y el sinsentido de la misma que se plantea en la obra no debe ser tomado a la ligera. De hecho, los propios directores estaban en contra de la caza como elemento lúdico de la sociedad actual, creencia que les sirvió como motivación para implicarse de manera muy personal en la película.
Y llegados a este punto, me veo obligado a detenerme en la figura de Zaroff. Maravilloso villano, creador de tendencias en el futuro (¿alguien ha dicho Hannibal Lecter?). La interpretación por parte de Leslie Banks es fascinante. Actor que, dicho sea de paso, fue herido durante la Primera Guerra Mundial, quedando paralizada la mitad izquierda de su cara. Este hecho fue aprovechado por los directores para destacar, mediante el encuadre y la iluminación adecuada, la asimetría de su rostro y sus inquietantemente saltones ojos. Si a esto le añadimos una personalidad de lo más compleja, sobre todo teniendo en cuenta los tiempos que corren (1932), logramos generar uno de los grandes villanos de la historia: un personaje inteligente, milimétrico, que racionaliza todas sus acciones; un hombre que, cansado de la vida, decide que lo que de verdad le llena tras haber cazado a todo tipo de presas en todos los lugares del mundo, es dar caza al animal más peligroso: el hombre.
La historia se centra en la enigmática figura del conde Zaroff, un ruso que tras la revolución bolchevique abandonó su patria y se llevo su fortuna consigo instalándose en una perdida isla del Pacífico. Tras el naufragio de un barco, el cazador Bob Rainsford termina con sus huesos en la isla de Zaroff, donde es recibido con los brazos abiertos por el conde. Sin embargo, éste esconde un oscuro secreto más allá de su aparentemente hospitalaria figura.
Magnífica película de aventuras que cuenta con dos elementos que fueron determinantes para su éxito: una historia llamativa y original, y que ha sido readaptada en multitud de ocasiones desde entonces; y unos actores muy adecuados para sus respectivos papeles, destacando el caso de Leslie Banks haciendo del malvado conde Zaroff.
El tema de la caza y el sinsentido de la misma que se plantea en la obra no debe ser tomado a la ligera. De hecho, los propios directores estaban en contra de la caza como elemento lúdico de la sociedad actual, creencia que les sirvió como motivación para implicarse de manera muy personal en la película.
Y llegados a este punto, me veo obligado a detenerme en la figura de Zaroff. Maravilloso villano, creador de tendencias en el futuro (¿alguien ha dicho Hannibal Lecter?). La interpretación por parte de Leslie Banks es fascinante. Actor que, dicho sea de paso, fue herido durante la Primera Guerra Mundial, quedando paralizada la mitad izquierda de su cara. Este hecho fue aprovechado por los directores para destacar, mediante el encuadre y la iluminación adecuada, la asimetría de su rostro y sus inquietantemente saltones ojos. Si a esto le añadimos una personalidad de lo más compleja, sobre todo teniendo en cuenta los tiempos que corren (1932), logramos generar uno de los grandes villanos de la historia: un personaje inteligente, milimétrico, que racionaliza todas sus acciones; un hombre que, cansado de la vida, decide que lo que de verdad le llena tras haber cazado a todo tipo de presas en todos los lugares del mundo, es dar caza al animal más peligroso: el hombre.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Al margen de Leslie Banks, también tenemos a la omnipresente Fay Wray y al convincente Joel McCrea interpretando al famoso y prestigioso cazador Bob Rainsford. El personaje de Eve Trowbridge (interpretada por la ya mencionada Fay Wray) no estaba en el cuento original, sin embargo se introdujo para dar mayor carga dramática al enfrentamiento entre Zaroff y Rainsford y, por qué no, para introducir un elemento sexual en todo el fregado, pues el propio Zaroff lo comenta en varias ocasiones: "cazando se logra el éxtasis; el amor se deja para después de la cacería", en clara alusión a lo que va a pasar si termina venciendo en su macabro juego.
La limitada duración de la propuesta logra generar un ritmo trepidante, y la acción apenas tiene ningún punto muerto. La estructura es de lo más simple, pero al mismo tiempo funciona perfectamente. Se presenta a los personajes, se deja entrever la oscura personalidad del conde Zaroff, se descubre de manera palpable todo lo que se había dejado entrever (magnífica la escena de la sala de trofeos del anfitrión, con cabezas humanas por doquier –la primera versión del filme contenía alrededor de diez minutos de presentación de esta sala de trofeos, combinando cabezas con la historia de cómo habían terminado muriendo cada una de sus dueños a manos de Zaroff; terminó eliminándose del metraje final por los malos resultados que dio en los pases previos: hubo gente que se marchó de la sala por lo desagradable de la escena-), y comienza la persecución por la selva.
Sin ninguna duda, la persecución es el momento álgido de la obra. Posee una intensidad rara vez vista. La dirección de totalmente fluida, la incursión de planos subjetivos atravesando la maleza combinados con primeros planos de los implicados dota al producto de verdadera fuerza. Se transmite la emoción, los nervios, la incertidumbre. Tantas películas deben tanto a esta obra que sería interminable enumerarlas. Los espectaculares paisajes también ayudan a aumentar el gran poder visual que desprende la persecución y a acrecentar el drama.
En definitiva, gran película de aventuras que será recordada por su memorable villano y su más que original historia. Los grandes decorados y la inmensa labor de dirección hacen el resto.
La limitada duración de la propuesta logra generar un ritmo trepidante, y la acción apenas tiene ningún punto muerto. La estructura es de lo más simple, pero al mismo tiempo funciona perfectamente. Se presenta a los personajes, se deja entrever la oscura personalidad del conde Zaroff, se descubre de manera palpable todo lo que se había dejado entrever (magnífica la escena de la sala de trofeos del anfitrión, con cabezas humanas por doquier –la primera versión del filme contenía alrededor de diez minutos de presentación de esta sala de trofeos, combinando cabezas con la historia de cómo habían terminado muriendo cada una de sus dueños a manos de Zaroff; terminó eliminándose del metraje final por los malos resultados que dio en los pases previos: hubo gente que se marchó de la sala por lo desagradable de la escena-), y comienza la persecución por la selva.
Sin ninguna duda, la persecución es el momento álgido de la obra. Posee una intensidad rara vez vista. La dirección de totalmente fluida, la incursión de planos subjetivos atravesando la maleza combinados con primeros planos de los implicados dota al producto de verdadera fuerza. Se transmite la emoción, los nervios, la incertidumbre. Tantas películas deben tanto a esta obra que sería interminable enumerarlas. Los espectaculares paisajes también ayudan a aumentar el gran poder visual que desprende la persecución y a acrecentar el drama.
En definitiva, gran película de aventuras que será recordada por su memorable villano y su más que original historia. Los grandes decorados y la inmensa labor de dirección hacen el resto.