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Voto de seagal4ever:
7
30 de diciembre de 2010
10 de 13 usuarios han encontrado esta crítica útil
Interesante película de aventuras que, más allá de la superficialidad argumental y narrativa que puede aparentar, atesora algunos detalles dignos de consideración que consiguen alejarla someramente de la típica cinta de aventuras ambientada en parajes exóticos.
Nos encontramos ante una de las tantas incursiones que el reputado cineasta Howard Hawks dedicó al contexto de la camaradería masculina. Incursión que suele producirse habitualmente en lugares dejados de la mano de Dios donde se forjan grandes lazos de unión entre los compañeros de profesión, que logran sobrepasar la barrera de la amistad para llegar incluso a simular, o al menos sobreponerse, sobre los mismísimos lazos conyugales, imposibles de mantener en profesiones tan arriesgadas y alejadas de la civilización como la que nos ocupa en este caso: nada menos que aviadores de mercancías en medio de los Andes.
La cercanía de la muerte, tan presente a lo largo de todo el metraje, es probablemente el pilar fundamental sobre el que orbitan el resto de elementos de la obra de Hawks. El sólido guión de Jules Furthman se apoya convenientemente en esa incertidumbre constante sobre si habrá un mañana, estableciendo así un rico mapa de relaciones y emociones que son visitadas progresivamente en el transcurso de la trama.
Y es que, la inolvidable reacción de todos los pilotos ante la muerte de uno de sus compañeros, lejos de resultar banal e intrascendente como pudiera parecer a tenor de ese improvisado cántico que les sale del alma, encierra bajo sí una profundidad y una trascendencia absolutamente brutales y desoladoras. Una realidad tan intensa y cruel que terminará por estallar en esa escena final de Cary Grant, el duro y fuerte Grant nada menos, llorando (o al menos con evidentes síntomas de haberlo hecho) con la mirada extraviada en la nada más absoluta por la pérdida de su amigo. Un momento mágico del cine que, sin embargo, no deja de estar empañado por ciertos lastres narrativos que me dispongo a comentar.
"Sólo los ángeles tienen alas" no me parece la obra maestra que muchos críticos y espectadores ven en ella. Y no lo es, básicamente, porque la conjunción entre película de aventuras y romántica no termina de cuajar en ningún momento. Concretamente, está segunda trama (la romántica) me parece estar forzada, como si de manera continuada fuera a contrapiés, sin llegar en ningún momento a ponerse a la altura de la película.
Nos encontramos ante una de las tantas incursiones que el reputado cineasta Howard Hawks dedicó al contexto de la camaradería masculina. Incursión que suele producirse habitualmente en lugares dejados de la mano de Dios donde se forjan grandes lazos de unión entre los compañeros de profesión, que logran sobrepasar la barrera de la amistad para llegar incluso a simular, o al menos sobreponerse, sobre los mismísimos lazos conyugales, imposibles de mantener en profesiones tan arriesgadas y alejadas de la civilización como la que nos ocupa en este caso: nada menos que aviadores de mercancías en medio de los Andes.
La cercanía de la muerte, tan presente a lo largo de todo el metraje, es probablemente el pilar fundamental sobre el que orbitan el resto de elementos de la obra de Hawks. El sólido guión de Jules Furthman se apoya convenientemente en esa incertidumbre constante sobre si habrá un mañana, estableciendo así un rico mapa de relaciones y emociones que son visitadas progresivamente en el transcurso de la trama.
Y es que, la inolvidable reacción de todos los pilotos ante la muerte de uno de sus compañeros, lejos de resultar banal e intrascendente como pudiera parecer a tenor de ese improvisado cántico que les sale del alma, encierra bajo sí una profundidad y una trascendencia absolutamente brutales y desoladoras. Una realidad tan intensa y cruel que terminará por estallar en esa escena final de Cary Grant, el duro y fuerte Grant nada menos, llorando (o al menos con evidentes síntomas de haberlo hecho) con la mirada extraviada en la nada más absoluta por la pérdida de su amigo. Un momento mágico del cine que, sin embargo, no deja de estar empañado por ciertos lastres narrativos que me dispongo a comentar.
"Sólo los ángeles tienen alas" no me parece la obra maestra que muchos críticos y espectadores ven en ella. Y no lo es, básicamente, porque la conjunción entre película de aventuras y romántica no termina de cuajar en ningún momento. Concretamente, está segunda trama (la romántica) me parece estar forzada, como si de manera continuada fuera a contrapiés, sin llegar en ningún momento a ponerse a la altura de la película.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Es un lastre continuo que se evidencia especialmente en los momentos en que el componente de aventura decae. Y no sólo eso, sino que esa interesante pero torpemente explotada relación amorosa entre el personaje de Geoff Carter y Bonnie Lee parece que únicamente se mantiene viva a través de dos tramos de metraje, dos momentos en los que, por alguna razón, la trama aventuresca se detiene para dar mayor cancha a la relación sentimental de ambos personajes. Momentos en los que se toca cierto fondo a nivel de fluidez narrativa por la incapacidad, no sé si del guión o de la concepción de los personajes, en plasmar adecuadamente la intensidad dramática del momento.
Me parece tan inocente, tan fácil, tan presuntamente trascendente cuando ni siquiera se están acercando a la superficie del drama que, ciertamente, poco menos que me supone un importante chirrío dentro del contexto global del filme. No funciona y hace no funcionar correctamente a la película como conjunto en más de una ocasión.
La crudeza de la vida de los pilotos y su sentido del honor y del deber sí considero que está mucho mejor retratada, especialmente en el enfrentamiento emocional, esta vez sí repleto de tensión, entre MacPherson y Kid Dabb. Sin llegar en ningún momento a las manos, la tirantez emocional es brutalmente plasmada hasta llegar a ese redentor final que termina con la muerte de Kid postrado a solas en su habitación y con el propio MacPherson herido gravemente tras haber arriesgado su vida por intentar salvar al hermano de aquel al que no dio esa oportunidad tiempo atrás. Enorme línea argumental, esta vez sí, llevada y resuelta de manera no sólo adecuada, sino fascinante.
Y llegados a este punto, poco más queda por añadir. Simplemente insistir en que "Sólo los ángeles tiene alas" es una gran película de aventuras que destaca por encima de la media por su especial tratamiento de las emociones masculinas y por algunas de sus inolvidables escenas (el recurso de la moneda con dos caras propicia un momento memorable que en "El caballero oscuro" Nolan se encargaría de rescatar para sus propios fines). Pero aun con todo, el resultado no es redondo. Y no lo es por un guión que falla a nivel narrativo (que no de historia) por no saber conjugar adecuadamente las dos tramas principales, quedando el edificio con una evidente cojera a no mucho que uno preste atención. Una tara que, dicho sea de paso, no impide a la Torre de Pisa ser hermosa por ello mismo. Pero esto no es la Torre de Pisa. ¿O sí?
Me parece tan inocente, tan fácil, tan presuntamente trascendente cuando ni siquiera se están acercando a la superficie del drama que, ciertamente, poco menos que me supone un importante chirrío dentro del contexto global del filme. No funciona y hace no funcionar correctamente a la película como conjunto en más de una ocasión.
La crudeza de la vida de los pilotos y su sentido del honor y del deber sí considero que está mucho mejor retratada, especialmente en el enfrentamiento emocional, esta vez sí repleto de tensión, entre MacPherson y Kid Dabb. Sin llegar en ningún momento a las manos, la tirantez emocional es brutalmente plasmada hasta llegar a ese redentor final que termina con la muerte de Kid postrado a solas en su habitación y con el propio MacPherson herido gravemente tras haber arriesgado su vida por intentar salvar al hermano de aquel al que no dio esa oportunidad tiempo atrás. Enorme línea argumental, esta vez sí, llevada y resuelta de manera no sólo adecuada, sino fascinante.
Y llegados a este punto, poco más queda por añadir. Simplemente insistir en que "Sólo los ángeles tiene alas" es una gran película de aventuras que destaca por encima de la media por su especial tratamiento de las emociones masculinas y por algunas de sus inolvidables escenas (el recurso de la moneda con dos caras propicia un momento memorable que en "El caballero oscuro" Nolan se encargaría de rescatar para sus propios fines). Pero aun con todo, el resultado no es redondo. Y no lo es por un guión que falla a nivel narrativo (que no de historia) por no saber conjugar adecuadamente las dos tramas principales, quedando el edificio con una evidente cojera a no mucho que uno preste atención. Una tara que, dicho sea de paso, no impide a la Torre de Pisa ser hermosa por ello mismo. Pero esto no es la Torre de Pisa. ¿O sí?