Se le podría (y debería) preguntar a Juanma Bajo Ulloa si le ha merecido la pena estar tantos años sin dar señales de vida para terminar haciendo esto. Ni el elenco coral con algunos actores sobradamente contrastados en la comedia, ni la gracia y el carisma de la pareja Manquiña-Elejalde, salvan de la quema este intento fallido de repetir “Airbag”.
La historia, de alocada que pretende ser, no hay por dónde cogerla, me cuesta seguirla, de alguno de los personajes no he llegado a comprender del todo su ubicación en la trama, a los actores que los interpretan la mitad de las veces no se les entiende cuando hablan y, por si todo esto fuera poco, al personaje que se le cataloga como rey gitano se le supone gracioso pero no lo es tanto. Demasiadas cosas negativas para pretender ser una comedia seria.
La risa de esta insustancial comedia desenfrenada se reserva para la parte final -salvo alguna que otra pincelada aislada previa-, especialmente con los delirantes diálogos que, aquí sí tienen gracia, reparten por separado la pareja contrapuesta de detectives Karra Elejalde -José Mari- y Manuel Manquiña -Primitivo-. Estos dos actores y cómicos de talla XXL son como un oasis en mitad del desierto con sus apariciones y con los susodichos diálogos finales escritos adecuadamente por Bajo Ulloa. Su evidente disparidad de ideales ofrecida durante el viaje a ritmo de la pegadiza 'Hilo de seda' de 'Los Pekenikes' que no deja de sonar, es más tipico de la comedia surrealista -que ignoro si esta quiere serlo o se queda en la intención- y son la única salvedad prácticamente de este disparate. Lo malo es que la travesía hasta llegar ahí ha sido bastante soporífera y para entonces esa especie de traca final me sabe a poco.