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Voto de John Dunbar:
6
Comedia. Drama Narra la historia real de Florence Foster Jenkins, una mujer que, al heredar la fortuna de su padre, pudo cumplir su sueño de estudiar para ser soprano. El problema era que carecía de talento, pero la gente acudía a sus recitales para comprobar si de verdad era tan mala cantante como decían los críticos. (FILMAFFINITY)
16 de mayo de 2019
3 de 3 usuarios han encontrado esta crítica útil
No sé que me impresiona más: si el hecho de haber existido de veras alguien como Florence Foster Jenkins o la capacidad extraordinariamente camaleónica de la gran Meryl Streep. Lo primero, ha sido un descubrimiento; lo segundo, desde luego que no, aunque no por ello deja de seguir siendo sorprendente. Puede que no sea ni la más guapa, ni la más alta, ni la que tenga más glamour. Ni falta que le hace para seguir demostrando, personaje a personaje, que sigue siendo la mejor actriz de las últimas décadas. La más completa. La más versátil. De las pocas, si no la única, que podría mirar de tú a tú a reinas (diosas) de la interpretación (de la mutación) como Katherine Hepburn o Bette Davis.
El porqué de comenzar alabando la labor de la Streep es muy sencillo: porque esta película, dulcificada en clave de humor por otro lado, no se entendería sin ella. La presencia, entre otros, de un comedido Hugh Grant como St. Clair Bayfield y marido de la soprano o de Simon Helberg como Cosmé McMoon, pianista que la acompañara hasta el final, son una parte importante, vital diría, para comprender esa colaboración cómico condescendiente hacia la 'artista' en lo que es el contexto, y estando ambos más que adecuados en sus respectivos papeles, al mismo tiempo resultan poco menos que una comparsa ante el talento brutal y principal foco de atención que no es otro que la Streep. Por cierto, la primera reacción de Helberg en su primera toma de contacto ante la evidente ausencia de facultades de Jenkins y la peculiar puesta en escena, en teoría preparada para un efecto contrario, es fantástica. La misma que tendríamos todos.
La dirección de Frears y el guion de Martin están centrados en querer hacernos partícipes, como el resto, de un tipo de confabulación indulgente e irrenunciable que desdramatiza la realidad vergonzante y la convierte en una gracia patética y cobarde, una mentira compartida, piadosa incluso, algo a caballo entre el miedo a la honestidad y a hacer daño, fruto de ese tipo de personas que desprenden una especial fragilidad, como Florence Foster Jenkins. Como Meryl Streep.
John Dunbar
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