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Voto de John Dunbar:
5
Acción. Comedia. Terror. Ciencia ficción En el año 1986, durante tres días, la Tierra está bajo la influencia de un misterioso cometa, aparentemente inofensivo, que dota de vida a las máquinas, las cuales comienzan a hacer cosas extrañas. Al principio, los problemas aparentan ser menores: las bombas de gasolina de pronto dejan de funcionar, los videojuegos se descontrolan totalmente y las máquinas de refrescos devuelven las latas descontroladamente. Pronto, los ataques son más ... [+]
4 de febrero de 2016
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La única incursión tras la cámara de Stephen King, quien se reserva además un papelito al comienzo muy al estilo Hitchcock, también firma el guión y nos remonta a un mundo dominado por las máquinas aunque éste sea por un breve periodo de tiempo, debido a condicionantes externos (un cometa) que activan a dichas máquinas como si tuvieran vida propia. Ignoro si la inspiración le vino tras ver el “Terminator” de Cameron o no hay relación alguna. Ni es la primera ni la última incursión, tanto en el mundo de la literatura como en el cine, en mostrar un mundo en donde las máquinas (la creación) consiguen rebelarse de un mundo de opresión y tomarse ávida venganza de los seres humanos (los creadores). Esto se corresponde con ese viejo pseudo temor de la raza humana, expuesto ya en diversas obras de ficción (ciencia ficción).
La aparente seriedad del planteamiento se queda sólo en eso y la película medio naufraga entre el terror y la comedia. La mejor baza de que dispone es la facilidad que transmite para meterse en situación. Para hacernos creer que las máquinas cobren vida y adquieran una personalidad enfurecida. Al unísono, como si de un plan organizado se tratara, responden rabiosamente a años de dominio humano y su pretensión es acabar con todos nosotros. Un golpe de efecto al compás de la música de AC/DC quien hizo su albúm “Who made who” expresamente para ser la banda sonora del film.
Por otra parte, supone una ocasión perdida para el bueno de Emilio Estevez de ser recordado para la posteridad como salvador de la humanidad con una interpretación perfectamente olvidable. Baste decir, al respecto, que la interpretación más recordada siempre será la de un camión de una empresa de juguetes con una cabeza verde de demonio en su morro, verdadera imágen icónica de la película.
John Dunbar
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