Esta coproducción entre México y Estados Unidos auna para la causa la ternura infantil y el espíritu del diferente, alejado de los estándares físicos (en éste caso de crecimiento) establecidos por la inevitable levedad del ser, haciendo un juego de palabras con la novela del checo Kundera. A estos dos factores hay que sumarle un tercero, ese que dice que la fe mueve montañas. Demasiada ñoñería conjunta para quien no esté provisto de lágrima fácil, un remover de sentimientos (como si de un golpe bajo se tratara) acomodado y libre de remordimientos, y una caja de pañuelos de papel al lado.
'Little Boy' nos regala bajo la perspectiva inocente de un niño de ocho años, un pequeño curso didáctico sobredimensionado acerca de valores tan positivos como necesarios, que puestos al candor de esa inocencia protagonista, se antojan poco menos que una ingenuidad bastante ridícula en el momento en que son tomados con la misma seriedad por adultos.
¿El niño?, el niño es maravilloso. Por eso encandilará sin ningún problema a quienes se dejen fácilmente seducir en el ámbito familiar por sus teóricos poderes y sus valores éticos, puestos al servicio de este medio drama infantil expuesto con cierta moralina.