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Voto de John Dunbar:
7
Aventuras. Acción Inglaterra, principios del siglo XIII. El 15 de junio de 1215 y, tras una dura negociación, el despótico rey Juan se vio obligado a aceptar ciertas peticiones de los señores feudales, cuyo objetivo era limitar el poder real. Así nació la Carta Magna. Sin embargo, tras reunir un fuerte ejército, Juan se negó a cumplir el acuerdo, provocando así una guerra civil: la Primera guerra de los Barones (1215-1217). El rey decidió eliminar a los ... [+]
28 de agosto de 2019
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Sobre 'Ironclad' no faltará quien piense o se pregunte si era necesario ser tan contundente con algunas de las imágenes, del mismo modo que en otras en la que aparezcan escenas de cama subiditas de tono, se cuestionará si están justificadas o se deben solo a una cuestión banal de atraer público, esencialmente masculino. La respuesta satisfactoria, en un sentido u otro, la mayoría de las veces será difusa, subjetiva. Sí, es verdad, es meridiana en mostrar ciertas cosas, como lo viene siendo hace ya un tiempo también la televisión, cada vez más, con numerosas series con galones incuestionables. Aquí, la cuestión queda encajada como parte de la montaña rusa en la que, en gran parte, se convierte, sin remanentes ni conservas en la recámara que no nos enseñen lo que significa la brutalidad de la guerra, de cualquier guerra, siendo enfoque de mayor contundencia, cualquier lucha a espada u objeto de corte, a riesgo añadido de morir asaeteado o bajo una lluvia de rocas incendiarias, al asalto y defensa del castillo de turno.
Fuera de esas cuestiones, la brújula que mueve 'Ironclad', como buena fuente de recursos belicosos, es la codicia o, también entendida en este caso, como la no aceptación de lo firmado y usurpación de lo que ya no te corresponde. Punto de arranque que conduce al resto de las hostilidades, con bastante enfoque histórico sobre la esencia del asedio al castillo de Rochester y sus efectos para el rey Juan de Inglaterra (Paul Giamatti), a expensas presumibles de cierta libertad narrativa que proteja la barbarie visual y la estoicidad hasta las últimas consecuencias, auténtico bastión éste que protege como su particular Carta Magna.
No faltará un templario aferrado a su juramento de castidad hasta donde la debilidad carnal y la lujuria le permita, y una bella noble que, con rebeldía moderada, no acepte su destino marital para caer enamorada en brazos de la gallardía. Cuestión ésta menor, que no afecta a lo que importa ni a lo que pretende pero que, al mismo tiempo, parece una cita ineludible allá donde haya un héroe y una afrenta. Todo correcto por aquí, ceñida a los cánones.
Recomendable, bastante. Agresiva, todavía más. Podrá ofender a estómagos delicados (no sabría decir hasta qué punto a historiadores), y gustar a los que entiendan que la guerra en la ficción es un subidón continuo de acción y aventura entre buenos y malos.
John Dunbar
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