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Voto de John Dunbar:
6
Aventuras Ya hace años que Tarzán (Alexander Skarsgård) abandonó la jungla africana para llevar una vida aburguesada como John Clayton III, Lord Greystoke, junto a su esposa Jane (Margot Robbie). Pero un día le ofrecen el cargo de embajador en el Congo. En realidad, todo forma parte de un plan ideado por un capitán belga (Christoph Waltz), aunque los responsables de llevarlo a cabo no están preparados para ello. (FILMAFFINITY)
17 de agosto de 2018
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
La leyenda de Tarzán de Edgar Rice Burroughs aún descansa con solidez sobre la figura de Weissmüller y la dirección de W. S. Van Dyke. Las comparaciones son odiosas, pensará más de uno. Pues bien, ochenta y cuatro años después del estreno del más representativo Tarzán (Tarzán de los monos, 1932), y con las múltiples veces que el hombre mono ha sido llevado al cine y con no pocos actores prestando sus servicios para dar vida al célebre personaje, ésta, su enésima adaptación y seguro que no la última, por mucha perfección técnica que le permitan los tiempos no ha conseguido que me olvide de aquellas joyas protagonizadas por el antiguo nadador olímpico, en especial, adquieren todavía un valor superlativo las seis primeras ediciones que protagonizara al lado de Maureen O'Sullivan en el papel de su inseparable Jane.
Siendo ecuánime la adaptación más reciente no se asemeja demasiado a las versiones citadas. El último de los tarzanes en aparecer parte de inicio de un punto distinto. Puede que con el propósito consciente de tomar distancia con las referencias más comunes, ya no es aquel hombre salvaje que se dio a conocer sin saber la lengua del hombre blanco al que se dirigía con monosílabos y sonidos guturales. Ha dejado atrás sus días en la selva como rey de los monos y ha recuperado su vida originaria como aristócrata al lado de su mujer, Jane. El regreso a la selva africana a regañadientes -quién lo iba a decir-, abre una puerta al denominador común de las viejas leyendas, que termina por cerrarse cuando entra en juego Leon Rom encarnado por el fantástico Christoph Waltz, el personaje que no puede faltar como contrapunto que origine con su egolatría y profunda avaricia la aventura.
Hay muy poco carisma para recordar de este Tarzán y de esta Jane y, en general, transmite lo peor de un anacronismo, sin esencia original por más que pretenda serlo. No es una mala película que llevarse a la boca y como a toda buena cinta de aventuras debe exigírsele el espectáculo. Por ese lado el espectador puede estar tranquilo, la exhibición de la que hace gala de efectos digitales, tanto visuales como sonoros, no es el problema. Ni ese, ni su evidente respeto por el legendario personaje. Lo que acabará preguntándose es si con éste argumento queda justificado su regreso. En la retina quedará antes su forma que su fondo.
John Dunbar
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