Toda la magnitud de la competición y la rivalidad deportiva al más alto nivel es expresada en “Rush” en forma de duelo permanente en las pistas, entre dos de los grandes pilotos que ha dado el automovilismo. Dentro de las pistas, pero también fuera de ellas. La soberbia del inglés James Hunt contrasta con la seriedad del austríaco Niki Lauda y ese choque de personalidades y de maneras de entender su profesión ejerce de motor de buena parte de la película.
Posteriormente al grave accidente de Lauda, retratado con la mayor fidelidad posible, antes, durante y después del mismo, la relación entre ambos pilotos se ablanda, pero ni mucho menos su competencia al volante.
Espectacularidad, adrenalina, velocidad y ante todo mucha rivalidad en una notable película de Ron Howard. Brillante recreación, por cierto, de las carreras de antaño.