Joseph Gordon-Levitt plasma la historia y a su personaje con la misma superficialidad y descaro que se le presupone al porno que tanto le gusta. Lo justo y necesario, no obstante. Le dan la réplica una exuberante Scarlett Johansson y una sensual Julianne Moore. Un tanto hipócrita y fantasiosa la primera y más aleccionadora y experimentada la segunda.
Precisamente, los valores diametralmente opuestos que encarnan los personajes femeninos, son los que le marcan el ritmo al protagonista. Juegan al despiste y a la falsa moral con él. Diseña a los personajes de tal forma que parezca que ellas buscan a su príncipe azul en un cuento de hadas y ellos se basten con un "aquí te pillo aquí te mato". Una visión un tanto superficial de las diferencias entre sexos, del qué demandan ellas y por qué impulsos primarios se mueven ellos, y sin embargo no exenta de cierto realismo. Pero se dice que, al final, todos tenemos nuestro corazoncito.
Divertida pero sin ser memorable. Igualito que una película porno.