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Voto de John Dunbar:
8
Comedia. Fantástico A los doctores Venkman, Stantz y Spengler, expertos en parapsicología, no les conceden una beca de investigación que habían solicitado. Al encontrarse sin trabajo, deciden fundar la empresa "Los Cazafantasmas", dedicada a limpiar Nueva York de ectoplasmas. El aumento repentino de apariciones espectrales en la ciudad será el presagio de la llegada de un peligroso y poderoso demonio. (FILMAFFINITY)
15 de marzo de 2018
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Eso mismo preguntaban este grupo inigualable e inolvidable de 'cazadores' de fantasmas a la potencial audiencia que veía el spot publicitario. En realidad, era una pregunta formulada al aire extensible a cualquiera que fuera a ver la película en esos cines ochenteros. Su enorme éxito comercial en su día no desfallece al ser vista hoy y comprobar que, a veces, aun teniendo menos recursos técnicos que en el presente -no hay más que echarle un vistazo al remake de 2016-, cualquier tiempo pasado fue mejor.
Repleta de iconos visuales simbología y recuerdo imborrable de toda una generación, de la que también forman parte, entre otros destacados miembros del reparto, el genuino doctor Peter Venkman (Bill Murray) -genial su primera escena en la película con ese 'test' de dudosa rigurosidad para evaluar la capacidad telepática- o Louis Tully (Rick Moranis), ese vecino mitad incordio mitad adorable de Dana Barret (Sigourney Weaver), fijación sexual del doctor Venkman nada más verla, lo que no me sorprende, porque es posible que nunca haya salido más guapa en una pantalla.
Y si hablaba de iconos visuales, qué decir de los sonoros, muy especialmente uno de ellos, el de la mítica canción de Ray Parker Jr. y su 'Ghostbusters', estrechamente ligada al éxito cinematográfico que le dio vida.
El argumento más bien pobre es solventado con carisma, la música de Bernstein y un enorme cariño, demostrando que no siempre guarda una relación directa con la ausencia de gloria ni es exclusivo de una época. Comprendería, y hasta vería lógico, que tu hijo o tu sobrino se preguntara el porqué de semejante éxito y menos esperar hacerle partícipe. Si le hablas de que el cariño cimentado en la infancia de quienes la vimos no tiene precio, seguro que lo entenderá. Como otras de su misma generación, pura nostalgia. Yo no sería menos; si los necesitara, tampoco dudaría en llamar a los Cazafantasmas.
John Dunbar
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