Solo tiene una cosa buena: que es fiel al original. La mala noticia es que el original ya no valía la pena; era toda una patraña. La mayor parte del impacto de aquella era su gran poder de captación bajo el influjo publicitario de realidad o ficción, ¿recuerdas? A esta secuela únicamente le quedan los ecos de ese merchandising tan bien manipulado en forma de sugerente tráiler. Mientras que a la primera si hay que reconecerle (mal que pese) haber sido referencia en un estilo narrativo basado en la aparente improvisación, la cámara en mano y la habilidad de mostrar lo justo sin llegar a ver en realidad casi nada, todas esas formas están ya tan manidas, que su secuela llega tarde.
Pero parémonos un momento, y pensemos que entre aquella primera Bruja de Blair de 1999 y ésta de 2016, no hubiera habido ninguna explotación audiovisual en el género de terror, con mayor o menor acierto, que guardara similitudes en su forma de realización. Ni las Rec, Paranormal activity, Monstruoso, El paso del diablo, Trollhunter, Atrapados en Chernóbil o Encuentros paranormales (por decir algunas de las más destacadas), todas cámara en mano y algunas repitiendo también con el late motiv del falso documental. No ha existido ninguna. Ha habido un periplo de diecisiete años entre la una y la otra, en el que nadie ha manado de la fuente original para hacer su propia creación. Más todavía. Imaginemos, que ni tan siquiera aquella primera Bruja de Blair de 1999 abrió el camino. ¿Cabría la posibilidad de que así, y solo así, Blair Witch tuviera la más mínima posibilidad de ser convincente? ¿De tomársela en serio? ¿De ser algo que merezca la pena? La respuesta seguiría siendo, no. Seguiría siendo una cosa difusa, que se va diluyendo en la nada y en su propia tontería a medida que avanza, hasta que, en lo que pretende ser una forma de cerrar su propio círculo, concluye entre el mareo del personal con tanto movimiento abrupto de cámara y el bochorno de algo sin sentido.
Se puede decir que ha sido una pérdida de tiempo para todos. Bueno, en virtud de la recaudación obtenida, para unos menos que para otros.