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España España · Málaga
Voto de JRBoxó:
7
Drama Nathalie (Isabelle Huppert) es una profesora de filosofía que da clases en un instituto de París. Su trabajo le entusiasma y reparte su tiempo entre sus alumnos y su familia, con sus hijos ya mayores y su madre algo senil. Un día su marido le informa de que se va a ir con otra mujer. Ese será solo el primero de una serie de grandes cambios que obligarán a Nathalie a reinventar su vida de un día para otro. (FILMAFFINITY)
8 de octubre de 2016
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Tras unos cuantos minutos de proyección de esta película netamente francesa escrita y dirigida por Mia Hansen-Love, tuve la impresión de estar ante un nuevo cuento moral de Éric Rhomer, especialmente Mi noche con Maud larga cita de Pascal incluida. Ante el desmoronamiento de parte de su vida: matrimonio, madre, publicaciones, trabajo, la protagonista reivindica que ha intentado vivir de acuerdo a su pensamiento. Vana ilusión nos mostrará la película. Se trata de una nueva manifestación del mito de auto-identidad: la fusión del pensamiento con la vida. Kolakowski atribuía este mito al marxismo que contraponía la estructura del mundo comunista imaginario a la realidad lóbrega del mundo real pronosticando en su fusión la desaparición de contradicciones. Sin embargo cualquier intento de establecer tal unidad produce un orden humano de trazos totalitarios fuertemente pronunciados. Los jóvenes pensadores de la película se reúnen en comuna para pensar en realizar este mito en la sociedad; la protagonista, escéptica, se deja admirar por ellos aunque a cada paso de forma más distante y crítica. Sabe que si bien el mito de la unidad no podrá ser erradicado de nuestra cultura, su realización implicará siempre un cruel despotismo.
Mientras tanto las idas y venidas de la protagonista van desde lo real que incluye el cuerpo, el deseo, la materia, y, aunque algunos no estén de acuerdo, una parte de la subjetividad, aquella que marca su realidad absoluta: la angustia y el dolor por el daño. Lo imaginario es el mundo del sí mismo, de ese manguito de nada que Sartre designara con el nombre de para-sí compuesto de ser-para-sí más ser-para-otro que determina el conflicto permanente entre los seres humanos: una nada que quiere ser algo y no acaba nunca de conseguirlo y se implicará frecuentemente en la destrucción de los demás para soñar con lograr una cierta estabilidad de su ser. Lo simbólico lo constituyen los discursos mediados por el lenguaje, discursos que remiten a sí mismos y a otros discursos desconectándose de la realidad: unos autores remiten a otros y unos libros a otros libros. Valga esta digresión, de raíz lacaniana, para describir la envolvente trama de referencias filosóficas y de los hechos de la vida que nos ofrece el guión. En una deliciosa novela, Amor y pedagogía, Unamuno, escribía: “La vida no puede ser pensada. Sólo se aprende a vivir, viviendo”. No le faltaba razón.
JRBoxó
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