Hay actores que, a su pesar, terminan encasillados en cierto tipo de personaje como Alberto Olmedo que toda su vida quiso interpretar una biopsia sobre Discepolo o Sean Connery que nunca pudo despegarse de Bond. El caso de Francella es distinto ya que, o bien se encuentra muy cómodo interpretando a Pepe Argento, o el personaje tiene tanto del propio Francella que resulta imposible ver dónde termina uno y empieza el otro. Al igual que en la desastrosa Granizo, aquí cambia de nombre y de profesión pero sigue siendo el mismo personaje que lo consagrara con todos sus mohines y sus agachadas. Pese a la insólita critica "profesional" laudatoria la historia no tiene el mínimo sentido. Un viejo edificio del barrio de Belgrano con infinitas carencias edilicias (los ascensores están a punto de colapsar y solo se mantienen habilitados a fuerza de parches y coimas, las calderas pueden estallar si no se controla diariamente la presión, etc.) cuyos consorcistas deciden prescindir de los servicios de Eliseo, el encargado del titulo...para construir una faraónica piscina olímpica en la terraza del edificio para lo cual necesitan endeudarse en varios millones. No hubiera sido más lógico primero arreglar los otros problemas mucho más urgentes?. La excusa para despedir al encargado que, además tiene un antigüedad de 30 años en el cargo y ya está en condiciones de jubilarse (algo que parece a nadie se le ocurrió), es la reducción de gastos, algo totalmente incompatible con la construcción de una innecesaria piscina. Vaya de paso, a nadie parece que se le ocurrió tampoco que esa estructura de más de 50 años posiblemente no resista el peso extra que representa la piscina, el agua, la gente saltando, etc. Algo que intentan corregir en el último capitulo cuando alguien deja pasar un comentario al pasar sobre los cálculos de resistencia. Este engendro levantó ampollas en la piel de los auténticos encargados quienes, no sin razón se quejaron de que los presentaba como vagos(como el personaje de Manuel Vicente), corruptos (Eliseo) y hasta potenciales abusadores sexuales (como el personaje de Darío Barassi). Resulta difícil saber qué quisieron hacer Cohn y Duprat, además de auto celebrarse y dejar constancia de su superioridad moral (todos los consorcistas son sindicalistas corruptos, políticos corruptos, abogados corruptos, ingenieros corruptos, personal de limpieza corrupto, etc. e inútiles incapaces de hacer nada sin la intervención de Eliseo a quien, a pesar de todo, quieren sacarse de encima). Si quisieron hacer una comedia no tiene la menor gracia, como tampoco la tenía su anterior opus "Terapia Alternativa". Si es un thriller carece de suspenso. Si es una crítica social, no critica nada porque, como dije, todos son igualmente corruptos e insalvables.