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Voto de LAHETITIA:
9
7,0
659
Drama
Tras un accidente de coche, un joven búlgaro llamado Alex no puede recordar ni siquiera su nombre. Para curar su amnesia, su abuelo Bai Dan se marcha a Alemania y le organiza a su nieto un viaje espiritual, cuyo destino es su país de origen y, por tanto, el pasado. En distintos lugares, momentos y medios de transporte, cruzando media Europa, juegan al backgammon, el juego más sencillo y sin embargo el más complejo de todos. El juego ... [+]
9 de septiembre de 2011
5 de 5 usuarios han encontrado esta crítica útil
“El mundo es grande y la felicidad está a la vuelta de la esquina, es quizás es uno de los títulos más largos que he visto para una película. Sin embargo, me parece una apuesta muy precisa para lo que cuenta esta sencilla historia; que con la memoria, paisajes, guión, caracterizaciones, banda sonora y belleza, nos propone como idea principal esa metáfora, donde en la vida nada queda al azar: “siempre que tengas los dados en las manos puedes controlar el resultado”, “sí el resultado no es el que esperabas simplemente debes cambiar de estrategia en el juego”.
El punto de partida de esta película de carretera es Bulgaria de finales de los 70’s, esa misma que muchos desconocemos…”Bulgaria, ahí donde termina Europa y no empieza nada”. En lo personal me gustó mucho como se retrata Bulgaria, es como esa otra cara (desconocida) de Europa que desde aquí, desde la otra orilla del océano y a 2600 metros más cerca de las estrellas, nos hace evocar familiaridad con ese pueblo, sus casas, el café, sus costumbres familiares. Sí bien, la película retrata ese aspecto político y social del momento de dictadura comunista y cómo con la caída del muro de Berlín parece que no cambiaron profundamente las cosas, me parece que la denuncia se ejerce desde lo “más personal”, cómo Alex un desplazado de su país que vive en Alemania, para recobrarse de su amnesia, debe emprender un viaje desde el pasado para reencontrarse con su presente y su identidad. Será que podemos excluir algún país, pueblo o nación de ese “cargar con una historia dolorosa?. Muchas películas, crónicas, libros, documentales se han realizado a este respecto y cómo las heridas en muchos casos continúan sin cicatrizar, pero a mi juicio se han esculpido desde la búsqueda de esa catarsis y reflexión de la sociedad, aquí sí bien nos presenta ese aspecto socio político y sus acciones en Bulgaria, la historia es diferente, porque la perspectiva es desde la persona, desde lo más íntimo. Así, Alex comienza sin origen, donde su excéntrico y entrañable abuelo toma el timón para ayudarle a encontrase así mismo, con el recuperar de la memoria Alex logra encontrarse a sí mismo, su identidad, y como nada queda al azar en la vida…ese recuperar el control hace que Alex se vea feliz, después de haber recorrdido ese largo trazo de ida y vuelta entre Bulgaria y Alemania, porque “el mundo es grande y la felicidad está a la vuelta de la esquina”, a la mano, en el reconocimiento de la propia historia de cada uno de nosotros.
El punto de partida de esta película de carretera es Bulgaria de finales de los 70’s, esa misma que muchos desconocemos…”Bulgaria, ahí donde termina Europa y no empieza nada”. En lo personal me gustó mucho como se retrata Bulgaria, es como esa otra cara (desconocida) de Europa que desde aquí, desde la otra orilla del océano y a 2600 metros más cerca de las estrellas, nos hace evocar familiaridad con ese pueblo, sus casas, el café, sus costumbres familiares. Sí bien, la película retrata ese aspecto político y social del momento de dictadura comunista y cómo con la caída del muro de Berlín parece que no cambiaron profundamente las cosas, me parece que la denuncia se ejerce desde lo “más personal”, cómo Alex un desplazado de su país que vive en Alemania, para recobrarse de su amnesia, debe emprender un viaje desde el pasado para reencontrarse con su presente y su identidad. Será que podemos excluir algún país, pueblo o nación de ese “cargar con una historia dolorosa?. Muchas películas, crónicas, libros, documentales se han realizado a este respecto y cómo las heridas en muchos casos continúan sin cicatrizar, pero a mi juicio se han esculpido desde la búsqueda de esa catarsis y reflexión de la sociedad, aquí sí bien nos presenta ese aspecto socio político y sus acciones en Bulgaria, la historia es diferente, porque la perspectiva es desde la persona, desde lo más íntimo. Así, Alex comienza sin origen, donde su excéntrico y entrañable abuelo toma el timón para ayudarle a encontrase así mismo, con el recuperar de la memoria Alex logra encontrarse a sí mismo, su identidad, y como nada queda al azar en la vida…ese recuperar el control hace que Alex se vea feliz, después de haber recorrdido ese largo trazo de ida y vuelta entre Bulgaria y Alemania, porque “el mundo es grande y la felicidad está a la vuelta de la esquina”, a la mano, en el reconocimiento de la propia historia de cada uno de nosotros.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
Sufriendo yo de una “sensibilidad muy sensible” y/o de una “susceptibilidad crónica”, debo afirmar que la película me ha conmovido desde la belleza de su simpleza, en los paisajes y momentos (aderezados con su hermosa banda sonora), más no de esa sensiblería que afloja la lagrima casi sin pedir permiso a los ojos. Me gustaron mucho las interpretaciones, pero en especial queda grabado en mi memoría el personaje del abuelo, y la caracterización de este por Miki Manojlovic, ese hombre personajes ruidosos y extravagantes que conocí gracias a Emir Kusturica.