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España España · Sevilla
Voto de Musiczine:
6
Comedia. Drama. Romance Juanito es un actor que fue a Nueva York a triunfar. Los años han pasado, no ha conseguido el éxito que esperaba, y ahora se gana la vida trabajando en lo que puede. Un día llega a visitarle su primo, aparentemente un triunfador que tiene ‘todo lo que uno espera tener’. Sin embargo, la convivencia entre ambos irá descubriendo la realidad que hay detrás de cada uno de ellos. (FILMAFFINITY)
4 de mayo de 2014
1 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
Autor de excelentes cortometrajes como DESIRE (1999), el alicantino Jorge Torregrossa debutó en el terreno del largometraje de la mano de un ejercicio tan insatisfactorio como FIN. Las enormes expectativas que había generado su estreno en modo alguno se vieron cubiertas, pues el film partía de un guión a todas luces errado, insuficiente y confuso en exceso. Sin embargo, pese a la decepción global, sí quedaba meridianamente claro queel jovenrealizador acreditaba una solvencia tras la cámara muy superior a la que nos tiene acostumbrados la cinematografía patria.

Por fortuna,LA VIDA INESPERADAviene a confirmar la capacidad de esos modos y sigue revelando el buen hacer de su autor, pues son aquellos los que logran subsanar de forma más exitosa las evidentes carencias que vuelve a recibir de parte del material escrito parala ocasión. Estenuevo ejercicio reivindica a Torregrossa como elegante, incisivo, maduro y honesto creador de imágenes cinematográficas.

El film narra las andanzas cotiano-existenciales de un actor español que, dado el poco éxito profesional que posee, debe apañárselas de una y mil formas para poder subsistir en esa urbe. Lleva muchos años allí intentando hacer realidad el sueño de cuajar una importante carrera como intérprete y sólo ha sido capaz de formar parte de una modestísima compañía que pone en escena obras de teatro españolas. El meollo narrativo deLA VIDA INESPERADAlo desencadena la llegada a su apartamento de un primo que acude allí con el deseo de pasar unas pequeñas vacaciones para intentar aclarar un cierto atasco emocional que parece ocasionarle la cercanía de su boda.

La película pretende ser una reflexión urbanita, humana y agridulce sobre la insatisfacción personal cuando el tiempo no hace justicia a las perspectivas que todo ser humano deposita en su futuro: los sueños y el precipicio de su ruptura, la consciencia de la imposibilidad, la decisión de aparcar un rumbo y tratar de reemplazarlo por otro tras asumir que el primero ha dejado de convertirse en una ilusión para convertirse en un empeño patético, estrellado, infructuoso y torturante. Juanito, el protagonista, del film, no va a tener más remedio que plantearse ese dilema: continuar adelante con la función de un anhelo convertido en mentira o quitarse el maquillaje de ese papel y comenzar a interpretar la verdad de su vida.

El film cuaja sus mejores momentos cuando se centra en esta problemática, esto es, cuando socorre, emplaza, escudriña en las vacilaciones, sinsabores y energías de su protagonista principal, sin embargo, mientras Torregrossa con su cámara sabe estar a la altura de ese entusiasta desencanto que caracteriza a aquel, el guión del film no resuelve nunca la idea generatriz de la inclusión del primo recién llegado a la gran urbe norteamericana.

LA VIDA INESPERADA es un film tan estimable como irregular. Se pelean dos historias que, sobre todo en el arranque, abruman de indecisión al devenir narrativo de la historia. La película padece el tremendo desequilibrio de una muy desigual configuración de personajes: Mientras que el incorporado por un magnífico Javier Cámara está mimado con una precisión, una hondura y una riqueza de matices francamente estimulante, el que le toca en suerte a Raúl Arévalo tarda mucho en postular una mínima entereza. Esta fractura no favorece nada a un, por lo demás, cálido, elegante e inusual ejercicio cinematográfico que, desde un punto de vista escénico, da mil patadas a, por ejemplo, los modos zafios, rutinarios y planísimos con los que Emilio Martínez Lázaro soluciona OCHO APELLIDOS VASCOS. Y es que Torregrossa da toda una impecable lección de lo que es el trabajo con el encuadre. Su acercamiento a la ciudad de Nueva York es genuino, reconocible e intenso.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
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