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9
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Drama. Intriga
Inglaterra Isabelina, siglo XVI. El film plantea una cuestión que, durante siglos, han debatido académicos y grandes escritores desde Mark Twain y Charles Dickens hasta Henry James y Sigmund Freud: ¿quién fue el autor de las obras de teatro atribuidas tradicionalmente a William Shakespeare? Se han escrito muchos libros y se han barajado muchas hipótesis al respecto, entre ellas la que ofrece Anonymous. La Inglaterra Isabelina fue un ... [+]
19 de noviembre de 2011
21 de 29 usuarios han encontrado esta crítica útil
Ni los actores son conocidos ni el director es afamado, pero vaya peliculón ha salido de tan discreta macedonia. Dignificación del arte literario y de la creación poética, en estos fueros campea esta obra meta-teatral-cinematográfica. Un homenaje con épica e intriga (algo disparatada en ocasiones), dramática, imperfecta y deliciosa. Pero sobretodo, entretenida.
Sobre si Shakespeare fue el autor real...Francamente, me da lo mismo. Considérenla una ficción conspirativa o una ida de olla si es que son devotos de la Wikipedia. Yo voy al cine a disfrutar, no a lacerarme con la honestidad histórica, que tampoco la pretende la película. Vivir, dormir, no más.
Sobre si Shakespeare fue el autor real...Francamente, me da lo mismo. Considérenla una ficción conspirativa o una ida de olla si es que son devotos de la Wikipedia. Yo voy al cine a disfrutar, no a lacerarme con la honestidad histórica, que tampoco la pretende la película. Vivir, dormir, no más.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
—[La obra de Ben Johnson]Que mostraba a vuestros superiores como bobos que viven sin apenas conseguir llevarse nada a la boca si no fuera por la habilidad de sus sirvientes. Todo arte es político Johnson, de lo contrario solo sería decoración. Y todo artista tiene algo que decir, de lo contrario haría zapatos. Y vos no sois un remendón, ¿verdad Johnson?
Fantástica transcripción sale en la peli del discurso de Enrique IV.
—Esta historia la enseñara el buen hombre a su hijo. Y San Crispín Crispiniano jamás llegará, desde el día de hoy hasta el fin del mundo, sin que lo acompañe eternamente nuestro recuerdo. El de estos pocos...estos pocos felices...nuestra banda de hermanos. Porque quien hoy vierte su sangre conmigo será mi hermano, por baja que sea su ralea este día enaltecerá su condición, y los caballeros en Inglaterra que ahora reposan se creerán malditos por haber faltado aquí, y tendrán en poco su hombría cuando hable alguno que combatió con nosotros el día de San Crispín.
—Anne deberías haber visto al populacho. No se quedaron sentados como los reptiles de la corte, con los rostros inmóviles y los colmillos momentaneamente retraídos...¡NO! ¡Subieron al escenario, lucharon contra los franceses!
—¡Basta! ¡Basta, no continúes! ¿Por qué debes continuar humillando a mi familia?
—Las voces Anne... las voces, no puedo acallarlas, vienen a mí. Cuando duermo, cuando despierto, cuando me alimento, cuando camino por el salón...Las dulces añoranzas de una doncella, las crecientes ambiciones de un cortesano, los viles propósitos de un asesino, las desdichadas súplicas de sus víctimas...Solo cuando plasmo sus palabras, sus voces en el pergamino, se sueltan, se liberan, solo entonces mi mente se queda en silencio...Enloquecería si no pusiera esas voces por escrito.
A donde vas mi bien errante
aguarda aquí a tu fiel amante
de mis besos, norte y sur,
no te alejes alma mía
que el amor,
al fin del día,
no se abandona al albor.
¿Qué es amor? No un bien futuro,
el don presente es lo seguro,
incierto lo que vendrá.
No demores más mi vida,
ven, besame enseguida,
la juventud se va...
Seré yo, pero una película así hablada no puedo tenerla por mala.
Fantástica transcripción sale en la peli del discurso de Enrique IV.
—Esta historia la enseñara el buen hombre a su hijo. Y San Crispín Crispiniano jamás llegará, desde el día de hoy hasta el fin del mundo, sin que lo acompañe eternamente nuestro recuerdo. El de estos pocos...estos pocos felices...nuestra banda de hermanos. Porque quien hoy vierte su sangre conmigo será mi hermano, por baja que sea su ralea este día enaltecerá su condición, y los caballeros en Inglaterra que ahora reposan se creerán malditos por haber faltado aquí, y tendrán en poco su hombría cuando hable alguno que combatió con nosotros el día de San Crispín.
—Anne deberías haber visto al populacho. No se quedaron sentados como los reptiles de la corte, con los rostros inmóviles y los colmillos momentaneamente retraídos...¡NO! ¡Subieron al escenario, lucharon contra los franceses!
—¡Basta! ¡Basta, no continúes! ¿Por qué debes continuar humillando a mi familia?
—Las voces Anne... las voces, no puedo acallarlas, vienen a mí. Cuando duermo, cuando despierto, cuando me alimento, cuando camino por el salón...Las dulces añoranzas de una doncella, las crecientes ambiciones de un cortesano, los viles propósitos de un asesino, las desdichadas súplicas de sus víctimas...Solo cuando plasmo sus palabras, sus voces en el pergamino, se sueltan, se liberan, solo entonces mi mente se queda en silencio...Enloquecería si no pusiera esas voces por escrito.
A donde vas mi bien errante
aguarda aquí a tu fiel amante
de mis besos, norte y sur,
no te alejes alma mía
que el amor,
al fin del día,
no se abandona al albor.
¿Qué es amor? No un bien futuro,
el don presente es lo seguro,
incierto lo que vendrá.
No demores más mi vida,
ven, besame enseguida,
la juventud se va...
Seré yo, pero una película así hablada no puedo tenerla por mala.