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Voto de robertvettiger:
9
7,1
11.393
Drama
Cuatro sacerdotes conviven en una retirada casa de un pueblo costero, bajo la mirada de Mónica, una monja cuidadora. Los curas están ahí para purgar sus pecados y hacer penitencia. La rutina y tranquilidad del lugar se rompe cuando llega un atormentado quinto sacerdote, y los huéspedes reviven el pasado que creían haber dejado atrás. (FILMAFFINITY)
30 de mayo de 2015
37 de 45 usuarios han encontrado esta crítica útil
En primer lugar nobleza obliga: "Bien por ti Pablo", y ahora explicaré porque puse una calificación alta a esta película aún cuando es un ejercicio que deja cabos sueltos en la trama. Pablo Larraín se ha atrevido a desnudar el alma segregadora, clasista y violenta que poseemos los chilenos. El mismo Pablo ha definido a los chilenos en una entrevista como: "Hijos del rigor", y que él mismo, que proviene en esencia de una clase conservadora y violenta con los que no son sus iguales (en general en Chile no hay pobres sino rotos, cumas, indios, feos y hediondos), se atreva a realizar este notable ejercicio fílmico habla de que en Chile, algo debemos estar haciendo bien, entre muchas cosas malas.
El club es una película terrible de principio a fin, con una, sólo una nota de humor negro. Estuve solo en la sala y me regodee, pero nunca me sentí tan participe de las contradicciones y del fascismo que llevamos dentro.
Cuatro sacerdotes y una monja, luego cinco y otra vez cuatro, para terminar en cinco nuevamente y la misma monja, un perro galgo y un débil mental, en la boca de mi querido pueblo de Navidad. Pablo ejerce una dirección férrea y nos direcciona a su visión propia de una vida teñida de grises y claro oscuros, como la obra de ese querido y hereje Isaac Bashevis Singer en la literatura. Ahora bien por más que diga que no hace referencia a casos reales, extrañamente todos los personajes de su Film son representativos de los casos más conocidos en que la Iglesia Católica se ha visto envuelta en Chile.
Los sacerdotes no son buenos, ninguno de nosotros lo es, son réprobos en todo (la monjita igual), y si bien poseen rasgos de humanidad, lo que es más visible es que salvo uno de ellos alienado y viejo los otros están hasta el cuello de individualismo y auto justificación.
Es un film simbólico en varios aspectos, pero nos parece estar recorriendo el infierno de Dante, y es que la Iglesia en Chile, es variopinta y ya, debido a sus errores, a nadie le importa demasiado, salvo por el morbo muy chileno, de ver despeñarse las instituciones debido a sus propios errores. Es como ir a la arena a ver como los gladiadores deshacen a unos tribunos. Pero vamos al análisis:
El club es una película terrible de principio a fin, con una, sólo una nota de humor negro. Estuve solo en la sala y me regodee, pero nunca me sentí tan participe de las contradicciones y del fascismo que llevamos dentro.
Cuatro sacerdotes y una monja, luego cinco y otra vez cuatro, para terminar en cinco nuevamente y la misma monja, un perro galgo y un débil mental, en la boca de mi querido pueblo de Navidad. Pablo ejerce una dirección férrea y nos direcciona a su visión propia de una vida teñida de grises y claro oscuros, como la obra de ese querido y hereje Isaac Bashevis Singer en la literatura. Ahora bien por más que diga que no hace referencia a casos reales, extrañamente todos los personajes de su Film son representativos de los casos más conocidos en que la Iglesia Católica se ha visto envuelta en Chile.
Los sacerdotes no son buenos, ninguno de nosotros lo es, son réprobos en todo (la monjita igual), y si bien poseen rasgos de humanidad, lo que es más visible es que salvo uno de ellos alienado y viejo los otros están hasta el cuello de individualismo y auto justificación.
Es un film simbólico en varios aspectos, pero nos parece estar recorriendo el infierno de Dante, y es que la Iglesia en Chile, es variopinta y ya, debido a sus errores, a nadie le importa demasiado, salvo por el morbo muy chileno, de ver despeñarse las instituciones debido a sus propios errores. Es como ir a la arena a ver como los gladiadores deshacen a unos tribunos. Pero vamos al análisis:
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
El club parte con una playa al amanecer donde un perro galgo es entrenado por el genialmente actuado padre Vidal (Alfredo Castro), este animal marca giros y giros en la arena, cual si todo fuera siempre una expresión de un tao donde lo que ocurrirá está dentro de un contexto de predestinación por muy horrible y duro que sea.
La casa de este Club, es un lugar de retiro y de penitencia, pero de eso no hay mucho y aunque haya horarios y se cante y se rece, Dios parece no estar por ninguna parte, pues la espiritualidad de estos sacerdotes, no es más que una figura, una apostura, que ellos mismos no entienden y que creen esta asimilada al hecho de que ellos pertenecen a la Iglesia, sin darse cuenta, de que la misma Iglesia, los tiene bien guardados y olvidados en un obscuro rincón.
No es hasta la llegada de otro sacerdote "Matías Lazcano", que va a unirse a este grupo de parias, que la iglesia les recuerda, pero sólo debido al suicidio de este último, más tarde se verá que este suicidio sólo precipitó los acontecimientos. El suicidio ha llamado la atención a venido a irrumpir el destierro y mostrarnos con quien realmente estamos tratando. Un joven a seguido a Matías Lazcano, uno de sus ex niños y el cuadro está armado, ya nada será lo mismo. La verdad incomoda, se esconde, se justifica, adormece con discursos bellos pero francamente egoístas. Una condición humana donde los animales son los únicos que no violentan, que asumen incólumes la realidad de la brutal existencia.
El ejercicio de Pablo Larraín es bello pero terrible, muy superior a "El bosque de Karadima", en lo que nos puede revelar de nosotros mismos ¡Pero cuidado! Aquí no hay inocentes, todos son violentos en alguna medida, y en este sentido se justifica la existencia de una breve historia paralela de unos surfistas, que representan el mundo que esperamos, Pablo, haya dejado atrás.
Robert Vettiger
La casa de este Club, es un lugar de retiro y de penitencia, pero de eso no hay mucho y aunque haya horarios y se cante y se rece, Dios parece no estar por ninguna parte, pues la espiritualidad de estos sacerdotes, no es más que una figura, una apostura, que ellos mismos no entienden y que creen esta asimilada al hecho de que ellos pertenecen a la Iglesia, sin darse cuenta, de que la misma Iglesia, los tiene bien guardados y olvidados en un obscuro rincón.
No es hasta la llegada de otro sacerdote "Matías Lazcano", que va a unirse a este grupo de parias, que la iglesia les recuerda, pero sólo debido al suicidio de este último, más tarde se verá que este suicidio sólo precipitó los acontecimientos. El suicidio ha llamado la atención a venido a irrumpir el destierro y mostrarnos con quien realmente estamos tratando. Un joven a seguido a Matías Lazcano, uno de sus ex niños y el cuadro está armado, ya nada será lo mismo. La verdad incomoda, se esconde, se justifica, adormece con discursos bellos pero francamente egoístas. Una condición humana donde los animales son los únicos que no violentan, que asumen incólumes la realidad de la brutal existencia.
El ejercicio de Pablo Larraín es bello pero terrible, muy superior a "El bosque de Karadima", en lo que nos puede revelar de nosotros mismos ¡Pero cuidado! Aquí no hay inocentes, todos son violentos en alguna medida, y en este sentido se justifica la existencia de una breve historia paralela de unos surfistas, que representan el mundo que esperamos, Pablo, haya dejado atrás.
Robert Vettiger