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Voto de Francisco:
9
7,2
4.852
Drama
Un autobús escolar se despeña montaña abajo y se hunde en un lago helado. En el accidente mueren todos los niños del pueblo. El abogado Mitchell Stevens se entrevista con los padres, reabre sus heridas del pasado y les propone llevar el caso a los tribunales. (FILMAFFINITY)
2 de mayo de 2008
14 de 16 usuarios han encontrado esta crítica útil
Genial la interpretación, la fotografía, la música y el guión.
Cómo reaccionan los seres humanos ante los golpes de la fortuna. El pequeño pueblo canadiense es una muestra del mundo, no tiene nombre porque la tragedia podría haber pasado en cualquier otro sitio.
Y Atom Egoyan dice que los seres humanos son marionetas en manos de la fortuna. Bueno, no todos, algunos privilegiados resisten sin inmutarse todos los golpes del destino. Como la maravillosa Dolores.
Si eres un alma sensible esta maravillosa película te dejará tocado. Le puede pasar a cualquiera y de hecho el accidente ocurrió realmente. ¿Qué lugar ocuparías tú en este pueblo?
Cómo reaccionan los seres humanos ante los golpes de la fortuna. El pequeño pueblo canadiense es una muestra del mundo, no tiene nombre porque la tragedia podría haber pasado en cualquier otro sitio.
Y Atom Egoyan dice que los seres humanos son marionetas en manos de la fortuna. Bueno, no todos, algunos privilegiados resisten sin inmutarse todos los golpes del destino. Como la maravillosa Dolores.
Si eres un alma sensible esta maravillosa película te dejará tocado. Le puede pasar a cualquiera y de hecho el accidente ocurrió realmente. ¿Qué lugar ocuparías tú en este pueblo?
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
Ver todo
spoiler:
Dolores no es madre, no ha perdido a ningún niño pero los ha perdido a todos. Ni el infarto que dejó paralítico a su marido alteró su carácter alegre y afable. Termina la película como la empezó.
La sencilla Dolores y su amantisimo marido Abbot, inhabilitado en su humilde casa, son los héroes de esta película. Qué escena más conmovedora cuando Abbot, alterado ante el interrogatorio al que Mitchell está sometiendo a Dolores, consigue con tremendo esfuerzo decir algunas palabras para defender a su esposa y echar al abogado de su casa.
Al resto de los personajes quedan como muertos vivientes. El abogado Mitchell empieza así la película. Dice que quiere "dirigir la ira" de los padres del pueblo que han perdido a sus niños pero en realidad es él el que quiere ciega y desesperadamente encontrar culpables para su fracaso como padre y como marido.
En el pueblo Mitchell trata con los "ciudadanos respetables" que elige para presentar ante un jurado. Para ello cuenta con la inestimable ayuda del cotilla y amargado Wendell. Pero esos ciudadanos respetables se dejan engañar demasiado fácilmente por la verborrea del pobre Mitchell. Excepto el íntegro y duro Billy, que sabe que no hay culpables en este accidente. Billy ya no se recuperará nunca. Como tampoco el antaño feliz matrimonio Otto, los únicos que salían juntos a despedir a su niño, abrazados mientras decían adios con la mano. Inteligentes como Mitchell, pero igualmente derrumbados y sin esperanza.
¿Y los Burnell? Nadie sabe en el pueblo el secreto que esconde Sam (¿con conocimiento de su mujer?). Ni Billy ni el cotilla Wendell sospechan nada. Sus dos hijas se salvaron. Jennie estaba enferma ese día. Nicole queda paralítica. El resto de su vida será un infierno para los Burnell, y no precisamente por la parálisis de Nicole.
Con qué delicadeza cuenta Egoyan esta serie de tragedias. El propio accidente está rodado de una manera exquisita, no necesitamos ruido para imaginarnos el infierno que está ocurriendo dentro del autobús.
La sencilla Dolores y su amantisimo marido Abbot, inhabilitado en su humilde casa, son los héroes de esta película. Qué escena más conmovedora cuando Abbot, alterado ante el interrogatorio al que Mitchell está sometiendo a Dolores, consigue con tremendo esfuerzo decir algunas palabras para defender a su esposa y echar al abogado de su casa.
Al resto de los personajes quedan como muertos vivientes. El abogado Mitchell empieza así la película. Dice que quiere "dirigir la ira" de los padres del pueblo que han perdido a sus niños pero en realidad es él el que quiere ciega y desesperadamente encontrar culpables para su fracaso como padre y como marido.
En el pueblo Mitchell trata con los "ciudadanos respetables" que elige para presentar ante un jurado. Para ello cuenta con la inestimable ayuda del cotilla y amargado Wendell. Pero esos ciudadanos respetables se dejan engañar demasiado fácilmente por la verborrea del pobre Mitchell. Excepto el íntegro y duro Billy, que sabe que no hay culpables en este accidente. Billy ya no se recuperará nunca. Como tampoco el antaño feliz matrimonio Otto, los únicos que salían juntos a despedir a su niño, abrazados mientras decían adios con la mano. Inteligentes como Mitchell, pero igualmente derrumbados y sin esperanza.
¿Y los Burnell? Nadie sabe en el pueblo el secreto que esconde Sam (¿con conocimiento de su mujer?). Ni Billy ni el cotilla Wendell sospechan nada. Sus dos hijas se salvaron. Jennie estaba enferma ese día. Nicole queda paralítica. El resto de su vida será un infierno para los Burnell, y no precisamente por la parálisis de Nicole.
Con qué delicadeza cuenta Egoyan esta serie de tragedias. El propio accidente está rodado de una manera exquisita, no necesitamos ruido para imaginarnos el infierno que está ocurriendo dentro del autobús.