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Voto de Albos:
9
6,5
451
Serie de TV. Drama. Bélico
Miniserie de TV (2012). 5 episodios. Inglaterra de principios del siglo XX. Christopher Tietjens es un aristócrata conservador, leal a su infiel y cínica esposa, a la que sigue unido en nombre del honor familiar y personal. Christopher se enamora de una joven sufragista, pero entonces el mundo entra en guerra y él es llamado a filas. Mientras Inglaterra se desmorona, Christopher descubre que la terrible vida en las trincheras y los ... [+]
1 de octubre de 2012
3 de 4 usuarios han encontrado esta crítica útil
Parade's End es un culebrón. Nada más. Solo un culebrón. Pero qué culebrón.
Parade's End es solo un culebrón. Como Cumbres borrascosas. Es pasión sin límite, es pura declamación. En Parade's End todo es algo neutro y exagerado a la vez, costumbrista y desacostumbrado. La serie nos planta ante un triángulo amoroso entre Christopher Tietjens (Benedict Cumberbatch), su casquivana y arrebatadoramente sexy esposa Sylvia (Rebecca Hall, que no puede evitar ser una Mujer con mayúscula) y la señorita Wannop (el ángel australiano que es Adelaide Clemens). Parte de la magia, ya de entrada, lo da la perfecta adecuación del reparto. Cumberbatch, uno de esos actores de manual, un británico que es capaz de mostrarse relativamente contenido incluso cuando está gritando presa de la furia. Un trabajo realmente impresionante. Se necesitaba, pues, a unos compañeros de reparto especialmente cumplidores, unas Rebecca Hall y Adelaide Clemens que se convirtiesen realmente en sus personajes; y esto llega a un punto de exquisitez... de cine. De buen cine. Pero en televisión.
Escenas llenas de luz y con colores tremendamente expuestos se alternan con otras entre el humo de las bombas o entre la niebla británica. Idílicos momentos en las señoriales casas ingleses se alternan con sucias trincheras llenas de sangre, lágrimas y quién sabe qué más. Pero de fondo siempre el triángulo y la tortura.
Parade's End es solo un culebrón. Como Cumbres borrascosas. Es pasión sin límite, es pura declamación. En Parade's End todo es algo neutro y exagerado a la vez, costumbrista y desacostumbrado. La serie nos planta ante un triángulo amoroso entre Christopher Tietjens (Benedict Cumberbatch), su casquivana y arrebatadoramente sexy esposa Sylvia (Rebecca Hall, que no puede evitar ser una Mujer con mayúscula) y la señorita Wannop (el ángel australiano que es Adelaide Clemens). Parte de la magia, ya de entrada, lo da la perfecta adecuación del reparto. Cumberbatch, uno de esos actores de manual, un británico que es capaz de mostrarse relativamente contenido incluso cuando está gritando presa de la furia. Un trabajo realmente impresionante. Se necesitaba, pues, a unos compañeros de reparto especialmente cumplidores, unas Rebecca Hall y Adelaide Clemens que se convirtiesen realmente en sus personajes; y esto llega a un punto de exquisitez... de cine. De buen cine. Pero en televisión.
Escenas llenas de luz y con colores tremendamente expuestos se alternan con otras entre el humo de las bombas o entre la niebla británica. Idílicos momentos en las señoriales casas ingleses se alternan con sucias trincheras llenas de sangre, lágrimas y quién sabe qué más. Pero de fondo siempre el triángulo y la tortura.
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama.
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spoiler:
¿Se merecía Tietjens los engaños de su esposa? ¿Se merecía Sylvia su frío trato y el eterno arrastrarse por el barro? ¿Se merecía Wannop las dudas? Parade's End es, en muchos puntos, el típico triángulo, la típica historia; pero hecha con el mimo de los dramones ingleses, pensada con el mismo cariño que los de ITV pusieron en Downton Abbey. Y es que Parade's End es el guante, ¡el guantazo!, que devuelve la BBC, reclamando lo propio.
El resultado, sinceramente, está a la altura del desafío.
El resultado, sinceramente, está a la altura del desafío.