A medio camino entre el thriller cibernético, la intriga policiaca, las historias cruzadas o el drama humanista, DESCONEXIÓN se alza como un intrigante, entretenido y demoledor ejercicio de crítica sobre la deshumanización de nuestra sociedad "internetizada"y la búsqueda de la redención.
Un incómodo reflejo de nosotros mismos y el mundo que estamos creando.

Dicho así puede sonar a paquete intenso, inidie y new age, pero nada más lejos de la realidad. Desconexión es entretenida y es profunda, pero no pedante.

Si algo hay que sobresalga de entre sus muchos aciertos, es su guión grabado sobre acero, más que escrito, sin dobleces ni flecos, que se desvela con fluidez y a un ritmo perfecto hacia un final también perfecto, a pesar de su efectismo.
Sí, Desconexión es una película que abusa un poco del efectismo, posiblemente más producto de la falta de recorrido de su director que de algo intencionado. Aún así no llega a estorbar lo suficiente y jamás a perjudicar a la magnífica historia.

Una historia contada en otras tres historias que algún momento confluyen y que sirven para hacer un completo retrato de la tan traída y llevada paradoja de la falta de conexión personal y el exceso de su sucedáneo en internet. De los peligros no sólo desafectivos o emocionales, sino reales y palpables de un mundo rendido a la información virtual. Delitos informáticos, bulling, pederastia, prostitución, voyerismo, robo de identidad, desfalcos...todo cabe en estas dos amenas e intensas horas.

Una buena película que a pesar de no tener una personalidad reconocible, y de recordar a muchos otros directores ya consagrados (especialmente a Steven Soderberg), no se acompleja y se crece sabiendo que lo que nos cuenta es algo sólido. Solventando esa falta de personalidad con una narrativa ejemplar y apoyándose en todo momento en un reparto coral atípico pero tremendamente efectivo. Soberbio, de hecho. Nombrar a cualquiera de ellos sería no hacer justicia a los demás.

Una gran pequeña obra que nos muestra lo que no queremos ver, con un discurso crudo y a la vez esperanzador pero nunca moralista.
Una auténtica gozada
Un director a seguir.