Corren malos tiempos para el cine americano. La creatividad de los cineastas está bajo mínimos, y la mayoría se dedican a filmar remakes, en 3D (vendiéndolo como si fuera el último grito en tecnología cinematográfica) y otros como Malick se dedican a hacer tonterías como ésta.

He sido de ese sector de la sala que ha aguantado hasta el final (otros no tuvieron tanta capacidad de sacrificio), y al acabar, me he preguntado, ¿esto es una película o qué coño es? Podríamos llegar a reconocer que esas metáforas visuales del agua, las nubes y esas cosas que no se sabe lo que son, podrían valer para realizar un videoclip psicodélico, y los dinosaurios y todo eso...bien podría valer como parte de un documental dirigido al público infantil.

Pero bueno...seamos serios. La película (por llamarlo así) no tiene ni pies ni cabeza. No es más que una sucesión de escenas inconexas, de planos rebuscados, de diálogos artificiales (los pocos que hay). El hilo conductor de la trama brilla por su ausencia, porque ni hay trama ni hay hilo conductor. Pretende plantear cuestiones trascendentales y místicas y lo único que consigue es caer en el ridículo del exceso de pretenciosidad.

Se ve que ser original y trascendente consiste en hacer cosas raras que nadie entiende, y cuanto más rebuscada, barroca e incomprensible es una película, más se acerca a la genialidad y la reinvención del séptimo arte.

Y no me vengan con esas tonterías de que es una película sólo apta para paladares exquisitos, intelectualoides de salón, para gente con una nutrida formación poética y artística bla bla bla...A otro con esos cuentos.

No hay más que rascar, esta película es una mierda.