Aunque antes de ir al cine ya había leído varias impresiones, fui dispuesto a verla intentando dejar a un lado los prejuicios. Pero ya en los primeros pocos minutos ya supe con lo que me iba a encontrar.
La espera de 19 años no ha valido la pena. Primero, me ha parecido que el guión estaba muy poco elaborado, girando alrededor de un objeto que no nos es familiar (el Arca de la Alianza y el Santo Grial son objetos de sobra conocidos por la cultura cristiana) y sobre el cual se mantiene una lucha que no se llega a entender del todo.
Luego, hay que reconocer que los nuevos efectos especiales han perjudicado a una saga que consistía en una divertida película de aventuras (puñetazos, persecusiones, saltos) con cortos pero intensísimos y impactantes efectos especiales (recordemos las caras derretidas, corazones en manos y envejecimientos veloces) que dejaban boquiabiertos por lo inesperado que resultaban. Pero aquí falla y mucho porque en los 2000 estamos hartos de esos efectos, los hemos visto mil veces y no producen el mismo efecto que hace 20 años. Me parece que se debería haber apostado por una película más sosegada, con más intriga y con pequeños toques sorprendentes.
Indiana Jones siempre ha sido bastante inverosímil pero aquí se han pasado. No han dejado lugar para esas incógnitas que siempre quedaban al final de cada saga y dejaban con ganas de más.
Los errores históricos y geográficos, habituales en este tipo de producciones, me han parecido en esta ocasión intolerables. Una cosa es enseñar nazis con subfusiles MP40 en los años treinta (esa arma no fue usada hasta 1940), y otra es confundir mayas con incas!
Lo que sí no se puede negar es que entretiene y no se hace aburrida. Sólo se siente el dolor de que podría haber estado mucho, mucho mejor.