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España España · Madrid
Voto de Alvaro:
7
Comedia Rob Gordon (John Cusack) tiene en Chicago una tienda de discos de vinilo que está a punto de quebrar. Comparte su afición por el vinilo con sus dos empleados, Dick (Todd Louiso) y Barry (Jack Black). En la tienda, los tres reflexionan y discuten sobre la música que aman. Pero Rob tiene otro problema: quiere volver con su antigua novia Laura (Iben Hjejle), que está saliendo con otro chico. (FILMAFFINITY)
2 de julio de 2011
1 de 1 usuarios han encontrado esta crítica útil
Afortunada película de Stephen Frears, todo un retrato generacional narrado seguramente con el mayor acierto que se recuerda en este tipo de cine. 'Alta fidelidad' es directa, de agradable sencillez pero perdurable mensaje y sobre todo de una sinceridad aplastante suavizado por un aire de comedia lúcida con un guión que guarda fantásticas frases de esas que luego se pueden citar una y mil veces.

Utilizando el recurso no siempre eficaz del protagonista que habla directamente al espectador, aquí se convierte en un medio que a la postre es primordial para dar ese color de singularidad única a un film que de haberse hecho con la misma premisa pero un mal planteamiento, hubiera resultado del montón.

Por suerte tenemos a un protagonista como John Cusack cuya extrema eficacia ya hace mucho por la película casi sin tocarla. Si le añades un muy buen guión y una trama bien hilada y narrada, obtenemos un magnífico cóctel aderezado por la imprescindible banda sonora (un personaje más que relevante del film) y unos secundarios que bordan sus papeles, incluido el muchas veces excesivo Jack Black, quizás en su mejor interpretación hasta la fecha.

'Alta fidelidad' habla de los treintañeros para los treintañeros, desde una pasión musical llena de fetichismo que inunda todo el metraje y la propia personalidad de Rob, el protagonista. El difícil momento en que Rob se empieza a plantear qué pasa con su vida, la amorosa y todo lo demás, cuando su novia Laura (Joelle Carter) le deja, es punto de partida para reflejar con humor pero exactitud casi milimétrica lo que pasa por la cabeza de un hombre entre la juventud y el inicio de una verdadera madurez.

Y plantea precisamente ese momento en el que se cometen enormes estupideces a una edad en la que el margen para cometerlas se va reduciendo considerablemente, causando auténticas debacles personales y decisiones incorrectas.

Mientras Rob representa la duda, la búsqueda de sí mismo a través de sus ex-novias y sus propias neurosis centradas en el coleccionismo musical y un universo mental propio (para la posteridad quedan sus "top 5" para hacer un ránking de todo), confronta con la aparente inmadurez e inadaptación de sus compañeros de trabajo en la tienda de discos que regenta y la necesidad de estabilidad emocional de su más reciente ex, Laura. Rob pertenece a ambos mundos y no lo puede evitar. Pero en vez de aceptarlo, lucha por salir de ellos mediante un cinismo siempre latente en la película.

Estamos por tanto ante una película única por muchos motivos, pero principalmente por ser perfecta representante de una generación y de un momento.


* El título de mi crítica hace referencia a una frase de la película, cuando Rob se refiere de esa forma a su ex-novia Charlie (Catherine Zeta-Jones)
Alvaro
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