Fuerte y poco recomendable documental iraní sobre la belleza y la fealdad en el ser humano. Fuerte como toda obra que revele la estupidez del hedonismo contemporáneo. Y poco recomendable porque las imágenes que presenta no son fácilmente soportables, seguramente aquellos seres humanos que han hecho como centro de su vida el alcanzar los parámetros culturales de ser “bello(a)” o “simpático(a)” no soportarán cinco minutos de ella. La frase que corona este escrito aparece en el documental; en mi criterio, es una radiografía a las heridas que tenemos cada uno de nosotros, aquellas que nos han generado los demás cuando somos cuestionados, señalados o atacados por demostrar un mínimo de sensibilidad o compasión ante otro ser humano en posición de debilidad.

Una sociedad altamente competitiva como la nuestra no tolera ni acepta individuos que destinen su vida al bienestar de los menos favorecidos. Las soluciones que se nos ofrecen incluyen el esconder, acallar u ocultar aquello que no se encuentre dentro de sus parámetros socialmente aceptados. Los medios de comunicación bombardean constantemente el subconsciente de las personas con imágenes sobre cómo deberíamos vernos y cuál es la forma apropiada de actuar. Pero pocas soluciones ofrecen a los dilemas que representan aquellas personas que no pertenecen, ni podrán hacer parte de sus estándares. Este cortometraje (sólo 20 minutos) es una bofetada en nuestra dignidad e individualismo. Más que excelente, diría que es un trabajo indispensable de ver.