Película que aglutina tres mediometrajes de diferente efectividad y que en su conjunto versan de una forma poco convencional) sobre el amor en tres direcciones distintas: hombre y mujer, niña hacia sus padres e hijo y madre. La media termina siendo de aprobado por culpa de la pésima segunda historia.

El primero es a mi juicio la más acertada en muchos aspectos: las interpretaciones, los giros inesperados, la mezcla de química y conflicto entre los dos protagonistas, las diferentes inspiraciones del pintor en función de su estado emocional y qué decir de la deliciosa banda sonora. Especial mención merece la expresión embelesada de la mujer mientras se desenvuelve el pintor en su trabajo. Dura 45 minutos. Un 8.

Respecto al segundo existe un amplio consenso en catalogarlo no ya como el más flojo, sino como decepcionante en sí. Y es que resulta tedioso y aburrido durante 35 minutos, lleno de divagaciones, esnobismo sin ver a cuento y con unas interpretaciones de patio de colegio. Lo único positivo es la música clásica que acompaña. La niña protagonista no emociona en ningún momento. Especial patética atención al momento en que se "desmaya". El problema, por supuesto, está en el guión, en el que participó la enchufada de la hija de Coppola. Un 2.

El tercero es el más surrealista, con Woody Allen y su madre. ¿Están las madres sobreprotectoras en todos lados? ¿o somos nosotros los que vemos cosas donde no hay? Es disparatada, pero graciosa y llena de sátira. Y por lo menos nos hace reír después del sopor anterior. Dura 40 minutos aproximadamente. Un 6.