Segunda parte de la comedia de terror de tiburones, en esta ocasión amenazando y causando destrozos y víctimas en Manhattan. La locura es aún mayor, destacando algunas escenas en las que se nos toma el pelo directamente. No sólo porque los tiburones resulten más falsos que un euro de plástico (que no es la primera ni será la última vez). Sin embargo, el guión sigue un avance demasiado anodino y apenas ofrece momentos de tregua en la acción y ataque de los escualos. Ello hace que se convierta el desarrollo de la ¿obra? en algo bastante pesado. Además, se repiten gracietas de la primera película que la primera vez arrancan incluso alguna carcajada. La segunda, como mucho una mueca.

Como puntos positivos... digamos que en esta ocasión los extras se lo toman más en serio, ya que en la primera veíamos algunos con caras tranquilas cuando se supone que están huyendo de un monstruoso ataque. Y es que no hay nada más, quitando algunos momentos de risas y comentarios cachondos... que evitan que la película sea un bodrio total, pero que no deja de ser lo que es: mala.