Como primera crítica desde mi registro en Filmaffinity elijo esta película, quizá por las buenas sensaciones que nos dejó a mi novia (inminente esposa) y a mí. De hecho es proyectada en muchos cursillos matrimoniales en las parroquias.

Al margen del contexto profundamente religioso en el que se inserta (que puede determinar en gran parte la valoración que demos), la película fomenta valores de esfuerzo y lucha por superar los problemas conyugales, el diálogo, comprensión y respeto a tu pareja y la importancia de mantener vivo y fortalecido el amor entre ella y tú. Es decir, que no se queme esa relación y de ahí el título del film. Entre tanto desamor, rupturas, infidelidades, etc, de las que está plagado gran parte del cine romántico, se agradece de vez en cuando ver una película que promueve resolver los problemas.

Incluye casi todos los personajes típicos en una amenaza de ruptura conyugal: las clásicas "amigas trepa", el aprovechado de turno, el padre preocupado que da consejos, el amigo que trata de ayudar... cada uno aporta, para bien o para mal (en ocasiones las dos cosas) su grano de arena al protagonista.

En definitiva me encantó la película, muy bonita y llena de mensajes positivos y de conciliación.

Lo mejor: que después de verla se te queda la sensación de que por mal que vayan las cosas siempre merecerá la pena tratar de solucionar las dificultades y darlo todo por vivir feliz con el amor de tu vida.

Lo peor: si no eres cristiano lamentablemente no te llegará nada del mensaje porque la película se enfoca demasiado en lo religioso. Y lo digo yo que soy católico.