Excelente adaptación del libro de William Goldman, aunque en este caso se expone más bien como un cuento. De esos cuentos que se relatan antes de dormir y que nos sumergen en nuestra imaginación. La película juega hábilmente con las escenas en las que el gran Peter Falk lee la historia a Fred Savage con el desarrollo de una historia cuyo interés se incrementa cada vez más. El argumento puede parecer que esté más destinado a los niños, pero realmente se trata de una obra para todos los públicos con la que disfrutarán. Se tratan temas pacíficos como el amor verdadero y la sinceridad, pero también otros más conflictivos como la venganza y la ambición. Sin embargo, todo ese cóctel resulta un producto efectivo.

En un mundo medieval nos encontramos con típicos clichés como la princesa obligada a casarse con quien no desea y el héroe que busca rescatarla, pero también con importantes elementos que la convierten en memorable. La historia es bonita y puede dividirse en varios tramos que añaden variedad, provocan giros argumentales y se genera una producto entretenido. En cuanto a los personajes destacan Iñigo Montoya como vengador justiciero (con su frase que ha pasado a la posteridad) y que protagoniza las escenas de acción más interesantes aparte de una de las mejores interpretaciones. Por otra parte, hay que mencionar a André el gigante como personaje más humorístico.

Los decorados son modestos y el vestuario correcto, pero contextualizando la película en su tiempo el resultado final es tan brillante que terminamos tan encantados como el niño que desea que le vuelvan a contar el cuento de nuevo.