No es nada habitual que en el cine de animación española existan secuelas, pero dado el éxito de la primera y el juego aventurero que daba el personaje parecía justificado. Esta vez parece que está gustando más al público y crítica, pero en mi opinión se halla a la misma altura.

En la presente, el personaje chistoso que no puede faltar nunca en una cinta animada recae en la momia. Ya tuvo su participación en la anterior película pero muy breve, explotándose sus recursos como muerto viviente cachondo en esta secuela.

La historia lleva a Tadeo, sus mascotas, dos chicas (Sara entre ellas) y la momia a varios lugares del mundo destacando a Granada. La representación callejera encaja más bien con un pueblo, pero en los breves planos de la Alhambra se homenajea con maestría al palacio. Podemos apreciar algunas influencias tanto de Hollywood como de Disney, pero en cualquier caso Enrique Gato consigue producir una obra entretenida para todos los públicos. Y no es nada fácil hacerlo por segunda vez con los mismos personajes principales.

En resumen, persecuciones a lo Spielberg, malosos que complican las cosas, giros inesperados, humor a raudales y mitos fantásticos que resucitan a un héroe que no se había olvidado y ojalá tenga una tercera parte. La conclusión de esta cinta deja espacios para que pueda desarrollarse.