A primeros de la década de los 2000, triunfaba los sábados por la noche el programa de Noche de fiesta. Quizás uno de los motivos era la inclusión de graciosas piezas teatrales en las que se parodiaba el avance de edad y comportamiento de los matrimonios ante una misma situación. Cayeron en la monotonía, pero durante bastante tiempo me hicieron gracia.

Años después, José Luís Moreno traslada estas piezas a serie televisiva. Consiguió una importante audiencia durante sus primeras temporadas. Los que no podían faltar eran Marisa Porcel y Pepe Ruiz. Una pareja de jubilados que protagonizaban un humor negro que en ocasiones se hacía demasiado bruto, pesado y cansino, porque básicamente lo que deseaba cada uno es que el otro se muriese. Así de simple. Más tarde ficharían (no sin polémica) para trabajar en la la familia Mata.

Soledad Mayol, sin la misma gracia que Silvia Gambino, interpreta a Marina y David Muro a Roberto. Sin duda esta terminó siendo la pareja más carismática y la que generaba las situaciones más cómicas. La pareja joven, que también discutía y que en ese aspecto no se parecía en nada a la de Noche de fiesta, es interpretada por Daniel Muriel (repitiendo papel) y una bellísima Miren Ibarguren. En esa relación daban bastante juego el amigo del novio (enamorado de la novia) y la amiga de la chica que ejercía su papel de "ligera de cascos".

La progresiva marcha de los personajes más importantes y la llegada de otros que no tenían el mismo gancho desalentaron a la audiencia. Y es que todas las fórmulas acaban agotándose si no se introducen elementos novedosos. Se explotó tanto, tanto que terminó desalentando a la audiencia. Ese giro impide a mi juicio aprobar esta serie. Por mucho que me gustase Ibarguren.