Shadow in the Cloud empieza sin titubeos, sin ningún miedo a representar una atmosfera malsana y realista que, de forma totalmente buscada, se va convirtiendo en una auténtica locura llena de adrenalina. Aunque esto pueda confundir, debemos recordar que hay una pequeña pieza de animación que abre la película y que, precisamente, nos vaticina lo que va a ocurrir. Pero, aun así, hay un evidente cambio de registro que puede llevar a la confusión en su propuesta; de igual forma, el filme nunca se ha vendido como algo más que un espectáculo de rarezas de Serie B.

Tal vez, lo que me causa más incredulidad son los argumentos de ciertos cinéfilos de FilmAffinity que han buscado desprestigiarla con argumentos que trascienden toda lógica. Está claro que en nuestros días están creciendo corrientes que intentan desprestigiar todo los movimientos sociales que buscan una mayor libertad en determinados colectivos que, históricamente, han estado mucho más reprimidos (negros, mujeres, homosexuales, etc.). Una de las consecuencias ha sido tener a ciertos varones acongojados por un miedo infundado, que representa perfectamente la incapacidad de algunos para informarse adecuadamente o que, intelectualmente, quieren seguir expresando sus condiciones de poder.

La educación ha fallado y la sociedad se ha vuelto completamente ciega y necia. A los terraplanistas se les suman aquellos que creen que en 1943 (fecha en la que se ambienta la película) una mujer tenía las mismas posibilidades y condiciones que un hombre en un mundillo –el militar– dominado por hombres. Pero no solo eso, creen que en una guerra, en un avión lleno de hombres, la mujer no se iba a sentir acosada o minusvalorada por ser mujer, cuando eso sigue pasando hoy en día (veamos también cuántos no siguen cosificando a mujeres policías o militares). La excusa es reivindicar que todos los hombres no son malos (“not all men”); como esa lógica no queda bastante clara de por sí, la película te pone a un personaje masculino que es bueno e intenta ayudar a la protagonista (supongo que la mayoría ha preferido obviar a este personaje). Encima, la chica no es la única que sufre de cierta segregación, el propio copiloto sufre de también de ataques racistas (sí, esto también pasaba, pasa y seguirá pasando), que desgraciadamente representaban la tónica habitual de una época.

A pesar de esto, estamos hablando de una película de fantasía. Su parte más “realista” precisamente es la que refleja estas condiciones sociales humanas, porque en todo lo que sale de este concepto la película explora un mundo “inventado” que obedece a unas leyes (re)inventadas para el filme.

Pero, ¿realmente por qué se tiene que justificar tanto que un personaje femenino pueda ser la protagonista de una película de acción-fantasía?, ¿acaso no vemos todos los meses el estreno de la típica película en la que un fortachón tiene que salvar al planeta y recuperar a su amada?, ¿no podemos darle la vuelta a la tortilla ni siquiera para dejarnos de comer refritos de testosterona quemada? A algunos les sigue molestando que, incluso en el cine, el papel femenino deje de representar la debilidad y que el discurso de empoderamiento llegue más lejos que la femme fatale.

El cambio de rol es lo que ha desajustado a algunos integrantes del público, cuyo ejemplo más representativo es que achaquen al filme de "feminista" porque la chica es más fuerte que su pareja sentimental (?). “Propaganda feminazi” dicen algunos, como si la propaganda en el cine haya nacido exclusivamente para esta película. Expresiones que desmantelan cualquier otro argumento válido.

La tendencia actual es confundirse, pensando que todo es parte de una propaganda sinsentido cuya paranoia está en que nos van a quitar nuestros derechos. Shadow in the Cloud tiene mucho de empoderamiento y reivindicación, pero no es tanto ni más feminista que muchas de las obras de autoras como Margarethe von Trotta o Agnès Varda, o de películas como La Heredera (William Wyler, 1949) o Thelma & Louise (Ridley Scott, 1991). Autores y obras que ya hablaban de cierta hostilidad masculina y de las dificultades de ser mujer en muchos de los ámbitos cotidianos, y que, para sorpresa de algunos, se desarrollaron mucho antes de que estos cinéfilos nacieran.