La perfección estética desarrollada por Zhang Yimou -el mejor director chino de las últimas décadas- tuvo su mayor esplendor con esta magnífica película.

Songlian (Gong Li), tras la muerte de su padre, es obligada a casarse con el señor de una poderosa familia. Se convierte por tanto en la cuarta esposa, y al igual que las demás, tendrá unas dependencias del castillo preparadas para las noches de lujuria con el señor.

El film plantea una historia sencilla pero ejecutada de una manera magnífica, tanto por mantener el apego a la historia como por el desarrollo fotográfico -compuesto de planos simétricos dominados por el color rojo- y musical -con la utilización de acordes típicos de la cultura tradicional china-. Zhang critica duramente el sistema patriarcal (y feudal) del matrimonio, el cual permite al hombre tener a la mujer en un estado total de sumisión. El director también plantea una crítica a una sociedad compuesta por estamentos muy cerrados, donde los plebeyos viven en un estado completo de enajenación, no sólo aceptando su posición de inferioridad sino también sin mostrar síntomas de hastío.