El director de "Willard", Glen Morgan, trae este remake de una película del mismo título (y bastante mejor calidad) rodada en 1974.
En esta nueva versión se nos sitúa en una residencia de estudiantes, donde, cómo no, están celebrando la navidad... La casa tiene su oscuro pasado, allí vivió Billy, un niño que terminó perdiendo la cabeza y al que se le atribuyen diversos crímenes, pero que en la actualidad se cree muerto. Como cabe esperar, no tardará en aparecer el psicópata de turno e ir matando una a una a las diversas estudiantes...

Poco bueno puedo decir de este film, pues, además de ser un remake, de contar lo ya narrado millones de veces y tener un reparto que deja mucho que desear además de un guión irrisorio... poco queda. Bien es cierto que varias de las muertes que muestra en pantalla son bastante truculentas, alguna creativa... y eso salva al espectador del aburrimiento absoluto. Además, no es excesivamente larga, con lo que, con una cosa y otra, resulta lejanamente entretenida, pero calidad, ninguna.
En conclusión, una película totalmente prescindible y olvidable, que si alguien quiere ver, que se plantee hacerlo con amigos y cervezas, si no... se arriesga al bostezo.
Enoch