Encontrarse con Fiennes es algo con suerte. Una chica como yo lo desearía, aunque no como está pintado en este personaje. Menudo tío. Tiene suerte de que Minghella le escribiera como un galán, tiene suerte de que el marido de la chica haya sido descrito como un meapilas bobo ya que eso no pasa todos los días. Si yo fuera Scott Thomas no me hubiera casado, primero. Segundo, no creo que practicara el adulterio, ajo y agua para mí, por mucho que me jodiera. Pero claro, en el guión estoy escrita como una mujer sensual y que sigue "buscando" ese buen amor. Y lo veo reflejado en Fiennes. Vaya, y también suerte de mí que estoy entre sus brazos, con una música alrededor nuestra preciosa, con una cámara siempre por ahí que nos muestra nuestros mejores enfoques, pero lástima que me aburriera. Sí. Y "solo" fueron tres horas de película. Me imagino mi suplicio siendo Scott Thomas, que sí ya me aburrí en los momentos que sale, vivir su vida debe ser horroroso. ¿Por qué se alarga tanto?

Eso es el film, una historia bonita, pero desencajada por Fiennes, alargada incoprensiblemente por Minghella y alabada por Hollywood como si fuera de David Lean. Es un coñazo, con música, fotografía y algún momento bonito. La fui a ver al cine, me entraron ganas de ahogarme en la cocacola o de asfixiarme entre las palomitas tamaño grande (en relación con lo que dura la peli) que había contrado. Flojilla.