Adaptación "hollywoodiense" por parte de Otto Preminger y la Columbia, del celebérrimo libro de la escritora francesa, Françoise Sagan.
El resultado de "Buenos días, tristeza", cuyo guión fue escrito por Arthur Laurents, es algo más ligero y menos duro que el contenido de la obra literaria.
El rodaje se desarrolló en Francia, y para su narración, Preminger requirió a Georges Perinal, responsable de la fotografía, que alternase el blanco y negro de las melancólicas escenas del tiempo presente, con el deslumbrante color de los flashbacks.
Mención especial merecen los elegantes modelos de Givenchy lucidos, en esta ocasión, por Kerr y Seberg y, cómo no, distinguir al maestro de los títulos de créditos, Saul Bass, de nuevo dejando su sello inconfundible en este trabajo del director de origen alemán, quien volvería a recurrir a sus servicios para que creara los inolvidables gráficos de su siguiente propuesta, "Anatomía de un asesinato" (1959).
spoiler:
En palabras de la autora del libro: "A ese sentimiento desconocido cuyo tedio, cuya dulzura me obsesionan, dudo en darle el nombre, el hermoso y grave nombre de tristeza. Es un sentimiento tan total, tan egoísta, que casi me produce vergüenza, cuando la tristeza siempre me ha parecido honrosa. No la conocía, tan sólo el tedio, el pesar, más raramente el remordimiento. Hoy, algo me envuelve como una seda, inquietante y dulce, separándome de los demás".