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España España · Barcelona
Voto de Cosmos:
10
Drama Continuación de la historia de los Corleone por medio de dos historias paralelas: la elección de Michael como jefe de los negocios familiares y los orígenes del patriarca, Don Vito Corleone, primero en su Sicilia natal y posteriormente en Estados Unidos, donde, empezando desde abajo, llegó a ser un poderosísimo jefe de la mafia de Nueva York. (FILMAFFINITY)
3 de marzo de 2011
2 de 2 usuarios han encontrado esta crítica útil
¿El padrino 2 es superior a su predecesora? Difícil de evaluar. Son dos obras maestras sin más, la única diferencia es que tiene aún más mérito conseguirlo a través de una secuela o lo que debería ser siempre una segunda parte, un segundo acto.

Para ello tanto Mario Puzo como Francis Ford Coppola, nos sigue contando una historia de forma evolutiva, evitan hacer un remake de la primera parte o visitas o recreaciones de escenas ya vistas anteriormente.

Y además por si fuera poco, nos explican dos historias relacionadas entre sí, pero espaciadas en el tiempo. Por una parte la continuación de la historia de Michael, después de su ascensión al poder nos habla de su consolidación en el mundo criminal en el apogeo de la organización mafiosa que dirige y desde el punto de vista personal del crematorio definitivo de su alma, de su poca humanidad restante. Y por otra parte, y de forma paralela, nos habla de la llegada al mundo criminal de Don Vito.

Entre las introducciones al mundo del hampa de padre e hijo existen multitud de coincidencias: impulsados por motivos de venganza, por protección a su propia familia, ambos tiene un instinto de asesino implacable, son fríos, respetados, inteligentes, planificadores y causan miedo a sus oponentes. Pero hay algo que les separa, el hijo franquea una línea que era la principal doctrina de su padre: su propia familia. Michael Corleone lleva más allá esa forma impecable de la venganza, traspasa una línea que le llevará ser esclavo del arrepentimiento toda su vida.

En esta obra vuelve a ser vital importancia el extraordinario guión así como la excelencia en las interpretaciones (increíbles Al Pacino, un entonces desconocido De Niro y Cazeviel), pero aparece un elemento aún más importante que en la primera, que es el extraordinario montaje que combina perfectamente las dos historias separadas por unos 30-40 años.

Buenos días, buenas tardes y buenas noches,
Cosmos
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