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España España · Zaragoza
Voto de Tylercito:
10
Documental "Golfos y Picardías de antaño" es un documento costumbrista que reúne piezas cortas que no estamos acostumbrados a ver en cine mudo, como es el erotismo, los juegos sexuales y toda clase de prácticas libidinosas de nuestros antepasados. Estas películas se proyectaban en los pases vespertinos de burdeles los viernes y sábados, con el fin de amenizar la espera de los caballeros. Estas piezas, ahora reunidas bajo el título “Golfos y ... [+]
23 de agosto de 2008
22 de 24 usuarios han encontrado esta crítica útil
¡Porno mudo! ¿Qué más quieren?
Los amigos del gemido tendrán que conformarse con el sonido de un elegante piano que da a todas las escenas un toque añadido de glamour inmejorable, y aunque los zooms y demás efectos de cámara son "más limitados" que los de hoy día, por lo demás no se notan los años. Pornografía pura y dura.

A quien le moleste el hecho de que la pornografía sea cine, que se j---. Sin ella no sólo no tendríamos Garganta Profunda. Sin ella y su apertura, sin su falta de recato y su libertinaje, no tendríamos Romance X, Intimidad o 9 songs... películas que hacen difícil trazar una frontera razonable que separe erotismo, cine de autor, dogma y pornografía. La pornografía fue, además, el final de un camino trazado por Bergman y su verano con Mónica, o por Eisenstein en La línea general, con ese tubo de aspecto fálico que echa leche sobre la extasiada cara de la protagonista. La pornografía es fruto de la libertad del siglo XX, y de ese tren penetrando un oscuro túnel tras el beso final en Con la muerte en los talones, de Hitchcock. Hitchcock, Eisenstein, Bergman... Buñuel, por ejemplo, también quiso hacer porno, pero no se atrevió. Con todos sus fallos y su doble moral, con todos sus excesos, la pornografía cinematográfia FUE (no sé si ES, con toda la saturación y mediocridad que ha provocado Internet) necesaria. O igual me lo parece a mí, que soy un vicioso y aborrezco casi cualquier tipo de censura.

Eso sí, no olvidemos qué es el porno: antielipsis e irrealidad absoluta; como dice Roman Gubern a modo de metáfora en su excelente libro "La imagen pornográfica y otras perversiones ópticas" el porno del western, por ejemplo (si en el western estuviese prohibido mostrar imágenes de cabalgadas), serían sólo cabalgadas, una detrás de otra. Por tanto, si Michel Reilhac me presenta una sucesión de polvos mudos a ritmo de piano que además suponen un hallazgo histórico, ¿qué más le puedo pedir? It's only rock n' roll.

Aunque sólo sea por la novedad que supone ver algo así, situo a Golfos y picardías de antaño entre lo mejorcito que he visto -pornográficamente hablando-. ¡Es que te sientes como Alfonso XII! Otro film de temática similar -pero inferior-: Forbidden Movies from the Brothels of Paris. Y una lista de clásicos: Tras la puerta verde, Mona, the virgin Nymph, Garganta profunda, La orina y el relámpago, Inside Marilyn, Camaleones del amor, Tequila boom boom, El diablo y la señorita Jones, La noche de los zombies calientes... hay tantas...

Avisados estáis: Golfos y picardías... es algo muy grande (aunque menos que los orificios de Belladonna o la garganta de Linda Lovelace, "la Garbo del porno duro":-)
SPOILER: El resto de la crítica puede desvelar partes de la trama. Ver todo
Tylercito
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