Un gran personaje, un mito + un genial actor que se transforma en el personaje = una mala película.
Ecuación de difícil solución y difícil de entender, pero, en mi opinión, es lo que ocurre con esta película.
Oscar Jaenada se transforma literalmente en Camarón, un personaje apasionante para convertirlo en película. Pero el personaje y el actor son tan grandes que la película no está a la altura. Ves a Camarón, ves a Jaenada, pero no ves la película. A esta le falta ritmo, le falta chispa, le falta alma, le falta guión y le faltan actores: Verónica Sánchez no está nada bien, no te hace creíble el personaje y los secundarios son de baratillo.

Recomendable, pues, para quien quiera ver una genial interpretación y poco más.