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Voto de VAnwitteturen:
6
Drama Cuando Zampanó, un artista ambulante, enviuda, compra a Gelsomina, la hermana de su mujer, sin que la madre de la chica oponga la menor resistencia. Pese al carácter violento y agresivo de Zampanó, la muchacha se siente atraída por el estilo de vida nómada, siempre en la calle (la "strada", en italiano), sobre todo cuando su dueño la incluye en el espectáculo. Aunque varios de los pintorescos personajes que va conociendo en su deambular ... [+]
25 de julio de 2011
36 de 49 usuarios han encontrado esta crítica útil
Llegué recientemente a La Strada tras haber leído y visto excelentes referencias, las cuáles rebajé conscientemente de intensidad porque nunca he sido demasiado fan de FEllini. Así pues, si bien no esperaba ver la película de mi vida (como los comentarios auguraban) sí que esperaba disfrutar de una película estupenda. Mi decepción fue mayúscula. Ante mí se sucedían toda una serie de situaciones episódicas de un cromañón ambulante (Quinn) y su mascota (Masina), quiénes se comportan como dos retrasados mentales (sobre todo ella). Pero es que el resto de personajes son del mismo pelaje: una madre que llora ridículamente la venta de la hija por 1000 Liras, un funambulista tan histriónico que hace echar de menos a Jim Carrey, una monja tan boba que parece el alter ego de Masina, etc. Fellini confía excesivamente en que Masina para soportar el peso dramático de la película, pero su interpretación es demasiado dual: o se comporta como una niña de 4 años o como mujer insatisfecha e incomprendida. Desde mi punto de vista no consigue un personaje redondo que el espectador pueda comprender. Obviamente habría que ser una bestia parda por no sentir compasión por ella, pero conseguirlo a base de poner caras simpáticas y un comportamiento propio de un yorkshire terrier no es demasiado digno.¿Es necesario rebajar el coeficiente intelectual de los personajes para generar empatía? Yo creo que no, que es un recurso que tiene sentido como punto de partida de una posible evolución en el personaje, pero MAsina sigue tan insoportablemente boba hasta el último momento y Quinn tan hosco y primario como en el minuto 1. Por eso, a pesar de su belleza, no se entiende el final, que queda impostado y artificioso. Su belleza, como el de toda la película, es técnica: la música, la fotografía, esos planos que recorren una Italia que se ha convertido en un circo al aire libre … La película posee imágenes potentes e icónicas que valen la pena por sí mismas.
A veces pienso que FEllini es un artista consecuente pero demasiado autocomplaciente, pues tiene su mundo interior, sus referencias, sus obsesiones que desarrolla en sus films, pero no se le ve demasiado preocupado en que el espectador las entienda. Fellini no comparte, expone y eso le da personalidad, pero le quita la complicidad con el público que consiguen Visconti en “La terra trema” o Rosselini en “Europa 51”.
VAnwitteturen
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