Pelicula deliciosa, especial,sutilmente subversiva, ingenuamente sabia, nos trae aire fresco dentro del género del cine de animación y por supuesto para niños, alejada, menos mal,ya era hora, etc, de la estética maniquea y hortera de las últimas(sobre todo) ofertas de la factoría Disney. Kirikú, siempre estarás en nuestros corazones y en nuestra alma cinéfila. Todos los niños deberían verla porque esta película les abre el abanico a otras opciones éticas y estéticas y sus padres la pueden disfrutar con ellos sin ningún complejo. También hay una segunda parte, Kirikú y las bestias salvajes, quizá no tan redonda como la primera pero sí con momentos memorables. No soy primo de Michel Ocelot, es sólo que la encuentro una joyita que no hay que dejar que se pierda entre tanta baratija.