Es difícil catalogar dentro de un género a Buscando un amigo para el fin del mundo, ya que combina drama, comedia, romance y aventuras en un mismo producto. No tiene una carga más dramática que cómica y la parte romántica que aparece en el filme no eclipsa en ningún momento a los otros dos componentes principales. Y podríamos etiquetarla fácilmente como una road movie, pues los dos protagonistas se lanzan a la carretera a conseguir sus objetivos.

Se trata pues de un filme que muestra el fin del mundo de una manera bastante diferente a como se ha visto hasta la fecha. Ante la inminente llegada del meteorito que acabará con el planeta, nadie intenta huir o salvarse. Todos asumen ese final ocupando ese corto período de manera diferente: lanzándose al consumo de drogas y sexo desenfrenado, saqueando ciudades, contratando a un asesino a sueldo para que acabe con su vida antes que el asteroide o con actividades cotidianas como realización de cursos para acaparar algo más de conocimiento.

Los dos protagonistas, Dodge y Penny, tienen un objetivo muy marcado: pasar tiempo con personas a las que quieren, emplear esas tres semanas con aquellos que han marcado su vida. Por esa razón se embarcan en un viaje común en el que ambos descubren partes de su personalidad, de su carácter, que desconocían hasta ese momento.

Ambos personajes están excelentemente interpretados por dos de esos actores que rara vez quedan deslucidos en sus películas. Desde su presentación para el gran público en Piratas del Caribe, Keira Knightley lleva demostrando su talento en cada filme en el que ha participado. Su personaje alocado de Penny consigue enamorar al espectador desde el primer fotograma en el que aparece.

Por su parte Steve Carell logra por enésima vez demostrar que es un actorazo. Un tipo que brilla tanto en papeles dramáticos -La gran apuesta-, oscuros -Foxcatcher- y sobre todo que se mueve como pez en el agua en la comedia -Pequeña Miss Sunshine-. En esta ocasión vuelve a ponerse en la piel de un buenazo al que la vida, o las circunstancias, dan una segunda oportunidad.

Buen debut en la dirección de Lorene Scafaria, con una película muy interesante que a pesar de su trasfondo romántico no se acerca en ningún momento a la cursilería y que consigue dejar en el espectador un poso muy agradable.

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