El trailer era bueno y dejaba ver que las intenciones de la película no eran crear un producto destinado a ser recordado, sino ofrecer un rato de cine juntando a dos criaturas que tienen legiones de fans por todo el mundo.
Habrá a quien le guste más o menos, pero la película no tiene más objetivo que el de entretener: no hay que esperar más.

El argumento es sencillo y nada elaborado, pero efectivo: los predator necesitan satisfacer sus deseos de caza; por eso, cada cierto tiempo, usan nuestro planeta como campo de batalla para luchar contra unos enemigos muy poderosos: los letales y fascinantes xenoformes de Alien.

Tras una introducción sobre el extraordinario hallazgo de una pirámide bajo la Antártida (este planteamiento inicial me recuerda mucho al libro "El resurgir de la Atlántida" (2005), de Thomas Greanias), el resto de la película es un desfile de escenas donde se observa la evolución de la lucha entre las criaturas, y los intentos de sobrevivir de los humanos que están en medio como ganado.
Lo más interesante que ofrece el guión es la explicación sobre el origen de las civilizaciones.

Lo mejor: ambientación, decorados y efectos especiales. Están lo bastante bien cuidados como para ser lo mejor que se le ofrece al espectador, y consiguen que en poco menos de hora y media no nos cansamos de la película.

Por último, señalar la participación de Lance Henriksen como el humano Bishop, dándonos a entender que tomarían su forma para fabricar el androide que apareció en "Aliens, el regreso" y "Alien 3" (argumentalmente posteriores).