Que relativo es esto de los gustos, las sensaciones... lo agradable y lo desagradable.
No soy incondicional del cine de Almodóvar y últimamente solo veo películas entretenidas; si pueden ser sensibles e inteligentes, mejor. Ya no voy al cine a salir compungido. Paso de dramas, a no ser que incluyan una buena dosis de humor (Truman, p.e.); de humor sensible, blanco o negro pero inteligente; zafio no, por favor.

Cuento lo anterior porque fui a verla por descarte y, a pesar de que tenía muchas papeletas para que no me gustara, Julieta me entusiasmó. Por su fuerza y porque siendo un doloroso drama, no me dejó mal cuerpo sino, una profunda y sosegada sensación de bienestar y empatía, con la historia y con la protagonista. Me entusiasmó a pesar de los muchos detalles de la peli que, si los analizo, no me gustaron.

Indudablemente, toda la fuerza y credibilidad recaen en la maravillosa Emma Suarez (¡Chapeau, Señora!) Todas las críticas positivas lo enfatizan, no lo repetiré. Mis elogios también para Grandinetti, empieza algo flojo (tópico) pero a medida que transcurre la película hace muy digno su corto papel ¡Un Señor siempre el Darío!. Rossy de Palma estupenda; verla es el único punto de humor. A celebrar, su increíble caracterización de marujona gallega, con su barriga, su delantal, su peluca de rizos y esos dientes que ni te cuento. La amiga de la hija, bien (Michelle Jenner) y quizás también Antía niña.
Adriana Ugarte cumple pero claro, el contraste es alto; siendo el mismo personaje, para mí no está a la altura de Emma. El resto mal o muy mal. No es creible ni Xoan (Daniel Grao) pescador gallego, ni el padre andaluz (Joaquín Notario) maestro prejubilado, ni la señora rica de Madrid ni Ava (Inma Cuesta) ni...

Pero parece como si nada de eso importara, como si el resto de personajes estuvieran ahí de partenaires en la sombra, decoración de escenario, figurantes que no deben distraer. Tiene mérito que eso no impida que el buen hacer de la protagonista y el genio del director me transmitan hondas sensaciones, sentimientos y comportamientos de lo más profundo y enternecedor del ser humano.

No soy de lágrima fácil y menos en el cine, pero viendo esta película hubo un momento en el que que mis ojos chorrearon como grifos y, relajadamente, impertérrito, en silencio, dejé que lloraran no sé por cuanto tiempo. Y fue una gozada llorar. No por pena ni malestar sino por dejarme llevar; porque Almodóvar y Emma, me hicieron sentir todo lo que sentía su personaje. TODO MENOS EL DOLOR. Alguien dirá ¿Si le quitas el dolor a esta historia, que queda?... Queda la profunda comprensión, la solidaridad humana, la empatía... Esta es la magia del cine y por eso le doy un 8 a pesar de sus defectos.

Otras cosas que me gustaron:
El final. Los títulos de crédito para mí son parte de la película, la música etc. hacen los últimos minutos agradables y esenciales para empezar a reposar y a digerir lo visto. En Julieta esto sucede a la fuerza, porque, su “no final” (inesperado) te deja clavado a la butaca cuando de repente surge la voz de Chavela Vargas.
No era necesario seguir más; era el momento justo para poner fin a la película, en lo más álgido. A partir de ahí, el impacto de lo “vivido”, solo podría perder fuerza y emoción.
(Por cierto, nunca se le agradecerá lo suficiente a Almodóvar, habernos reconciliado con rancheras y coplas, denostadas por antiguas o franquistas cuando llegó él).

Me gustó la estética visual de los objetos, colorida y pop. Tras las vistas cenitales a lo g.maps en pelis como "Ágora", guerra de Irán etc.vinieron las más creativas de "la Isla mínima" y otras muchas. Paisajes a vista de pájaro como cuadros... en esta Almodóvar (y el director de fotografía) lo hacen con las cosas, los platos, las tartas, los objetos. Planos con vistas de planta, artísticos y vitales; (y no es un contraste casual, claro).

Comencé con la relatividad de los gustos y quiero terminar diciendo que en esto del cine, además de los gustos, cultura y conocimientos técnicos de cada cual, la opinión depende también del momento que nos pille y de lo que apetezca ver ese día. Según la fidelidad entre lo que uno espera ver y lo que se encuentra después en la sala, seremos más o menos receptivos. Los que se cabrean, creo, es porque esperaban ver otra cosa.
Por eso no es cuestión de que, por ejemplo, Carlos Boyero "no tenga ni idea" (como he leido). Aunque frecuentemente parezca pedante (o lo sea) no quita que si no le gusta, no le gusta. Si no le transmite sensaciones pues que le vamos a hacer, no creo que mienta para chinchar. No envidio a los críticos; trabajar "viendo cine por obligación" creo que inhabilita para que su juicio sea siempre equilibrado.
Ainda así, respetemos los gustos y las opiniones de los demás.