Sam Mendes sacudió el género bélico con esta negra comedia dramática sobre la realidad de un soldado en Kuwait, con una fuerza visual y una honesta ambigüedad como sus elementos más magistrales.

Basada en las memorias del cabo Swafford, la película mantiene la perspectiva en primera persona siguiendo el espectador el relato junto a Jake Gyllenhaal, tremendo y entregado en un trabajo digno de nominación, rodeándose de otros secundarios verdaderamente interesantes como el del personaje de Peter Sarsgaard.

Una crónica claroscura sobre el estamento militar, sobre el estilo Bush (padre e hijo) y sobre lo ridículo que puede resultar ser soldado. Una película crítica que desagradará a los sectores americanos más conservadores pero que crea a partir de momentos cómicos una honesta historia sobre el soldado actual.

Una cinta profunda en su fuerza y su psicología que aumentó la presencia y talento de Jake Gyllenhaal y que mantiene a Sam Mendes como uno de los directores más regulares e interesantes del cine contemporáneo.