Solo y sin niños. Así me predisponía a visionar la nueva apuesta de DC Comics, en un intento de acercar su universo a los más pequeños. Pues bien, he de reconocer que sentí vergüenza al entrar a la sala y ver como la mayoría de público era infantil, acompañado de sus padres. Me sentía como si esa no fuera mi película, como si me hubiera equivocado de sala o que estuviera esperando a alguien más joven que yo. Fue pasar el primer minuto y darme cuenta que, efectivamente, había dado en el clavo, que esa era la película que tanto tiempo había estado esperando. Desde el primer minuto todos mis prejuicios se esfumaron. Y es que el film no va solo especialmente dirigida a niños. Frikis, padres, abuelos, cojos, mudos, fans de los blockbusters, de la ciencia ficción, de la fantasía, europeos, americanos, asiáticos, africanos, en fin, humanos del mundo entero, están todos invitados a este gran festín organizado por Lego y DC. Yo no me lo perdí. Y bien que hice.

Llega a todo el público mundial porque la imaginación no tiene obstáculos, no conoce límites, no hay fronteras que valgan. Y es de la imaginación que Lego se sustenta. Lego Batman: La película recoge toda esa imaginación y la plasma visualmente y a través del guión, de los diálogos.

Desde la primera escena, ya te das cuenta que no es una película de animación de la que estamos acostumbrados. Empieza cargada de acción y sorpresas que recuerdan al inicio de El caballero oscuro de Christopher Nolan, pero añadiendole un toque de humor al más estilo Lego. La película no decae de ahí, mantiene el listón, pero alejandose de lo que sería una película seria de superhéroes. La película es una constante ametralladora de bromas, cameos (algunos sorprendentes), guiños, críticas. Todo ello a partir del derroche de imaginación comentado. Chapó.

La acción, el guión, la pasarela de personajes secundarios (cuento más de 20) y principales, el diseño de los mismos y su ambientación, todo está medido al milímetro, controlado, estudiado con lupa. Y el resultado final aprueba con creces.

La película engancha, divierte desde los más mayores a los más jóvenes. De hecho, da igual si se conoce mínimamente el universo Batman, porque también se ha pensado en ello y la película se disfrutará igualmente. La media sonrisa contínua está asegurada, y alguna que otra carcajada.

Es inevitable compararla con La Lego Película, de donde empezó todo. Y es cierto que aquella sorprendió un poco más. Pero es que aquella disponía de un mundo mayor. Pero la creatividad continúa vigente.

El mayor éxito de una película de animación consiste en adaptarse al público al que puede ir dirigida, los más pequeños de la casa, pero sin olvidarse de evitar aburrir a los padres o acompañantes. Y es que a ellos también debe gustarles. Porque si no les gusta puede que no repitan. El público más exigente son los niños. Pero los padres pagan la entrada. Lego Batman: La película consigue gustar. Y es que en ella todo vale. Además se adapta en los tiempos actuales, con detalles que no desvelaré, pero sí comentaré que lo hace sobre todo mediante el lenguaje usado. Un lenguaje gamberro, divertido, cercano. Pero sin olvidarse que el público mayoritario es el infantil.

Aprovecho para recomendar el mediometraje Lego Batman: La película; El regreso de los superhéroes de DC.

En definitiva, una película disfrutable, para ver acompañado, cuantos más mejor.

Pido a Lego, a DC, a la Warner, que no se quede aquí, que la fiesta continúe. No solo con Batman, si no que sigan los homenajes como este a más personajes y franquicias míticas.

Gracias, Lego. Gracias, DC Comics. Gracias, Warner. Pero sobre todo, gracias infinitas, Batman.