El príncipe de los ladrones siempre me ha parecido una película mediocre. Cuando la ponen en la tele, en esas sobremesas en que coges un buen sitio en el sofá, y tras hacer zapping te encuentras a Kevin Costner y Morgan Freeman caminando sobre una verde pradera y dices: 'Bueno, mejor que nada...' Tras 2 horas, quedas satisfecho y te vuelves a decir: 'Ha merecido la pena, he pasado un ratejo entretenido, pero...'
... pero esta crítica no es para su predecesora, sino para Robin Hood de Ridley Scott, la película que ha hecho que mire con otros ojos a 'El príncipe de los ladrones'. Es cierto que fui al cine con pocas espectativas. No veo a Russel Crowe de Robin Hood y aún veo a su compañera de reparto como la reina de los elfos montada en un caballo blanco. La película no me enganchó en ningún momento. Un gran número de batallas sin justificación. Aunque sea fácil dedir esto, tiene muchas escenas calcadas de Gladiator: La batallas entre bosques, fuego, caballos... (sobre todo los diálogos), los momentos de charlas entre Russell y ¿Richard Harris? (el padre putativo de Robin ha sido caracterizado como Marco Aurelio, en los primeros planos, podemos cambiar de peli y ni te enteras), Russell Crowe a caballo (esto casi me recuerda más a Braveheart)...
Y luego está la historia que, puede que sea más realista que las anteriores, pero no me gustó nada. Si se pretende contar una precuela creo que no introduce nada de Robin 'Hood' (de los bosques, sin ver cómo acaba en ellos), de su habilidad con el arco (en dos ocasiones se le ve hacer uso de él), de que robe a los ricos para dárselo a los pobres (es buena la idea de la carta de derechos del pueblo, pero es una idea diferente).